La fibra es beneficiosa para la salud, eso ya lo sabemos. Pero lo que los científicos se han esforzado por descubrir durante decenios, es la respuesta a esta sencilla pregunta: ¿mediante qué mecanismos ejerce la fibra alimentaria este efecto saludable en el organismo?

La respuesta ha resultado más complicada de lo esperado. Actualmente, los científicos creen que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en los efectos positivos de la fibra en la salud, y eso fundamentalmente gracias a los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que alberga.

Los AGCC son moléculas producidas por las bacterias cuando fermentan los componentes de los alimentos (esencialmente la fibra, un hidrato de carbono no digerible) en el interior del colon. Algunas de estas moléculas permanecen en el intestino, mientras que otras viajan por todo el organismo e intervienen en interacciones complejas que producen diferentes efectos en la salud, por lo que en la actualidad están siendo objeto de estudio.

Los AGCC,particularmente el butirato, tienen un efecto antiinflamatorio podrían desempeñar un papel importante en la protección contra el cáncer colorrectal

En primer lugar, los AGCC tienen efectos en el tracto gastrointestinal (GI) que influyen en la salud intestinal. De hecho, su principal razón de ser es servir de fuente de energía a las células que se encuentran en el colon. Contribuyen a la consolidación de la mucosa protectora del intestino y además, tienen la capacidad de influir en los genes que regulan la proliferación celular y el ciclo celular (por el que las células se preparan para dividirse y duplicar su ADN). Asimismo, los investigadores están estudiando la aparente influencia de los AGCC en la motilidad intestinal —la contracción muscular mediante la que se propulsan los contenidos de los intestinos durante el proceso de la digestión, a través del tracto GI— tanto en modelos humanos como animales.

Por otra parte, los AGCC también afectan a la manera en que se metaboliza la energía en el cuerpo y, por tanto, tendrían un efecto protector frente a las enfermedades metabólicas y la obesidad. Sin embargo, se han detectado ciertas contradicciones en los estudios relacionados con esta cuestión. Algunos de ellos han revelado que los AGCC parecen reducir los niveles de colesterol y glucosa —lo cual podría suponer una protección contra la obesidad— pero por otra parte, constituyen una fuente de calorías en el intestino que contribuiría a la obesidad. Será por tanto necesario investigar más a fondo esta cuestión.

Otro efecto conocido de los AGCC es su impacto en el sistema inmunitario. Ciertos estudios muestran que los AGCC (particularmente el butirato) tienen un efecto antiinflamatorio y parecen ayudar a impulsar la diferenciación (es decir, la especialización) de las células inmunitarias que contribuyen a «mantener el orden», llamadas células T reguladoras. Y por si fuera poco, los AGCC también podrían desempeñar un papel importante en la protección contra el cáncer colorrectal, alterando positivamente el entorno intestinal o modulando el sistema inmunitario de tal manera que acaba por reducir el riesgo de cáncer.

Hoy en día, no hay duda de que los AGCC son moléculas importantes y uno de los principales medios por los que microbiota intestinal y alimentación contribuyen conjuntamente a mejorar nuestra salud. Teniendo en cuenta que la producción de AGCC por parte de las bacterias en el organismo está ligada a la ingestión de alimentos, son numerosos los científicos que creen que constituyen un vínculo clave entre alimentación, microbioma intestinal y salud.

En nuestra infografía, podrán encontrar una rápida explicación acerca de los AGCC.

Si les interesa ahondar en este campo, no duden en consultar nuestra recopilación de artículos sobre microbiota intestinal y ácidos grasos de cadena corta.