No es fácil contestar a la pregunta de cuál es la mejor dieta para nuestra salud personal. La respuesta individual a las intervenciones nutricionales varía sustancialmente, sin duda por el papel preponderante de la microbiota intestinal. Por otra parte, en la composición de la microbiota intestinal influyen numerosos factores como la genética, los hábitos alimentarios a largo plazo, la higiene, la situación geográfica, la práctica de ejercicio, o el uso de antibióticos y probióticos, lo cual complica considerablemente su estudio. Los estudios sobre nutrición personalizada tienen por objetivo predecir la respuesta clínica a intervenciones nutricionales basándose en la composición microbiana. Hoy por hoy, sin embargo, los estudios realizados con humanos escasean.
La obesidad y el síndrome del intestino irritable (SII) representan los mejores ejemplos de investigaciones preliminares en este campo. Más de un tercio de la población mundial padece sobrepeso u obesidad, mientras que el SII afecta al 11%. Si bien todavía se desconocen los mecanismos concretos, los investigadores creen que la microbiota intestinal contribuye a ambas enfermedades. Se ha demostrado por ejemplo que la microbiota intestinal afecta a las respuestas inflamatorias, la síntesis de triglicéridos y la glucemia en pacientes obesos.
La obesidad y el síndrome del intestino irritable (SII) representan los mejores ejemplos de investigaciones preliminares en este campo
Cada vez se presta más atención al papel de los factores biológicos y del estilo de vida de los individuos en el control de los niveles de glucosa en sangre y en la respuesta a los tratamientos nutricionales. Una revisión reciente ha analizado 8 estudios centrados en cómo la composición de la microbiota intestinal podría afectar a la respuesta a las intervenciones nutricionales. Más concretamente, el objetivo de estas intervenciones nutricionales era mejorar la pérdida de peso o la glucemia tras el consumo de una comida en pacientes obesos, o reducir los síntomas de los pacientes con SII.
El estudio más significativo se realizó con 800 sujetos cuya glucemia era controlada mediante una dieta baja en carbohidratos (50 g de carbohidratos/día) durante una semana. Se observó una correlación positiva entre los niveles de azúcar elevados tras las comidas y los individuos con un mayor número de bacterias específicas como proteobacterias, enterobacterias y actinobacterias. Curiosamente, la composición de la microbiota intestinal predecía mejor la respuesta de los sujetos a la glucosa en sangre tras las comidas que la ingesta de calorías o carbohidratos por sí sola.
Cada vez se presta más atención al papel de los factores biológicos en el control de los niveles de glucosa en sangre y en la respuesta a los tratamientos nutricionales
Por el contrario, las pruebas obtenidas eran insuficientes para apoyar el uso de la composición de la microbiota de un individuo para predecir con exactitud la respuesta a una dieta baja en FODMAP en pacientes con SII. Una dieta baja en FODMAP restringe la ingesta de ciertos carbohidratos fermentables (a saber, oligo-, di-, mono- sacáridos y polioles) con la intención de reducir los síntomas como gases, diarrea y estreñimiento. No se encontró ningún grupo de bacterias específico sistemáticamente en los sujetos que respondían a la dieta frente a aquellos que no lo hacían, lo cual sugiere que en esta enfermedad podrían intervenir otros factores metabólicos.
Estos resultados ponen de relieve lo difícil que resulta llevar a cabo estudios sobre nutrición personalizada. La investigación en el ámbito de la nutrición personalizada sigue siendo incipiente. Se trata, sin embargo, de un campo de investigación cada vez más relevante, que podría contribuir en el futuro a planear mejor las intervenciones nutricionales para obtener una mejor respuesta de los pacientes.
Referencia: Biesiekierski JR, Jalanka J, Staudacher HM. Can Gut Microbiota Composition Predict Response to Dietary Treatments?. Nutrients, 2019. doi:10.3390/nu11051134