La piel es un ecosistema vivo y dinámico, y una barrera que nos protege del entorno
Es el órgano más grande y actúa como una barrera viviente entre el organismo y el medio. Ayuda a regular la temperatura corporal e interactúa con el sistema inmunitario. Aparte de contar con dichas funciones, la piel alberga un ecosistema de microbios dinámico y diverso. La superficie dérmica presenta un pH ligeramente ácido (cercano al 5,0, por lo que es importante comprobar el pH de los productos para el cuidado de la piel), que contribuye a mantener el equilibrio de tales microbios.1
Factores como la edad, la dieta, la higiene y la ropa pueden afectar el microbioma de la piel. Es posible que el lavado frecuente con jabones fuertes altere el microbioma natural de la piel, al eliminar grasas y microbios beneficiosos. Para promover la salud general de la piel y prevenir sus problemas más comunes, es importante mantener el microbioma de la piel saludable, además de prestar los debidos cuidados y atención a la dieta y la higiene.
¿En qué se equiparan el microbioma dérmico y el intestinal?
La piel está colonizada por una comunidad de microorganismos diversa —que incluye bacterias, hongos y virus—, además de ácaros, que evolucionan a lo largo de la vida. La mayor parte de las bacterias de la piel son aeróbicas, es decir, prosperan en entornos ricos en oxígeno, a diferencia de las existentes en el microbioma intestinal. La distribución de estos microbios varía en función de la parte del organismo (mano versus axila), que se distingue por el tipo de piel: grasa, seca o húmeda. Al igual que sucede con la microbiota intestinal, la colonización microbiana de la piel comienza en el nacimiento y se ve influenciada por factores como la dieta de la madre durante el embarazo, el tipo de parto (vaginal o cesárea), el contacto dérmico con otras personas, la lactancia materna, el uso de antibióticos (antes y después del nacimiento) y la exposición al medio ambiente.2
Según envejecemos, la composición de la microbiota dérmica va cambiando. Durante la pubertad, por ejemplo, las bacterias asociadas a la piel grasa aumentan. En la edad adulta, la comunidad microbiana de la piel se estabiliza, aunque sigue estando influenciada por factores medioambientales.2 La Dra. Caroline Le Poole, inmunóloga y dermatóloga de la Northwestern University de Chicago, EE. UU., comentó: «Parece ser que la piel se puede sustentar a sí misma sin depender mucho del organismo. A diferencia del intestino, es más autónoma».
¿Qué idioma hablan el intestino y la piel?
«Todavía no se comprende la totalidad de la comunicación existente entre la piel y el intestino. Contamos con fragmentos de información sobre los ácidos grasos de cadena corta (moléculas beneficiosas producidas por las bacterias) y el sistema inmunitario, pero seguimos sin tener un panorama completo», explicó Le Poole, cuya investigación se centra en explorar los extremos opuestos del espectro del sistema inmunitario —desde enfermedades autoinmunes, como el vitíligo, hasta el cáncer, como el melanoma.
Los microbiomas de la piel y el intestino se comunican a través del eje intestino-piel, por lo que los cambios que se produzcan en uno pueden repercutir en la salud del otro. «Observamos que los antibióticos orales tenían un mayor impacto en las enfermedades de la piel que los antibióticos tópicos», explicó Le Poole.
El microbioma intestinal influye en la salud dérmica al producir substancias como los ácidos grasos de cadena corta, que ayudan a regular la inflamación. Cuando se produce un desequilibrio en el microbioma intestinal (afección conocida como disbiosis), este puede provocar una inflamación crónica que es posible que se manifieste como problemas dérmicos, como acné, eccema o psoriasis.3 Las alergias alimentarias son otro ejemplo del vínculo intestino-piel: cuando determinados alimentos provocan una reacción alérgica en el intestino, la piel puede sufrir erupciones, aunque la conexión no está clara todavía.4
Del mismo modo, el microbioma dérmico también puede influir en la salud intestinal. Según lo explica Le Poole, «Una vez que la integridad de la piel se ve comprometida, resulta fácil para los patógenos romper la barrera y desencadenar una inflamación, perturbando la delicada simbiosis y enviando señales a mayor distancia, al intestino». Las quemaduras graves pueden comprometer la barrera cutánea y, potencialmente, causar infecciones bacterianas y disfunción intestinal.5 La vitamina D, sintetizada principalmente en la piel a través de la exposición a la luz solar, desempeña un papel fundamental a la hora de mantener la integridad de la barrear intestinal y de promover un microbioma saludable. Asimismo, ayuda a reducir la inflamación de la piel. La investigación llevada a cabo sobre la pandemia de COVID-19, así como sobre la COVID persistente (con una composición de la microbiota intestinal alterada)7, mostró que las personas con niveles adecuados de vitamina D tenían una mejor respuesta inmunitaria y menos síntomas graves.
Cómo mantener la piel sana:
Higiene e hidratación
«Mantenga la piel hidratada, pero no se pase, puesto que el taponamiento de los poros puede ser contraproducente», aconseja la experta. «La piel se autorregula de manera natural, por lo que el uso de demasiados productos puede alterar su equilibrio natural». Los productos para el cuidado de la piel con un pH alto pueden irritarla, causar deshidratación y perturbar su microbiota natural. El estrés puede afectar tanto la piel como el intestino, por lo que la práctica de técnicas de relajación podría ser útil.
Dieta saludable
Con frecuencia, lo que comemos se manifiesta en la piel. Las dietas con gran contenido de azúcares y lácteos pueden provocar acné, mientras que aquellas ricas en frutas, verduras, legumbres y frutos secos —como la mediterránea— promueven un intestino saludable, reducen la inflamación y pueden mejorar la salud dérmica.
Prebióticos, probióticos y posbióticos
En la actualidad, ciertos productos para el cuidado de la piel incorporan prebióticos, probióticos y posbióticos para ayudar a equilibrar su microbioma natural.11 Aunque parecen prometedores, esta área de investigación aún está en fase inicial, por lo que se necesitan más estudios para comprender el verdadero impacto que tienen sobre la salud de la piel. También es creciente el interés que despiertan los probióticos orales para equilibrar el microbioma intestinal, reducir la inflamación y mejorar los problemas de piel.12 Le Poole señaló que «El foco principal se ha puesto sobre el microbioma de la piel, en especial cuando su integridad se ve comprometida, como en la dermatitis atópica o la psoriasis». Resulta sorprendente que el microbioma intestinal no haya recibido la misma atención, dado su potencial papel».
Protección solar
«Una vez más, la palabra clave es ‘equilibrio’. Si no se expone al sol lo suficiente, es posible que se pierda los efectos beneficiosos que la síntesis de vitamina D tiene en el sistema inmunitario. Sin embargo, la sobreexposición puede causar genotoxicidad (mutaciones génicas) y un mayor riesgo de cáncer, sobre todo si su protección solar natural es baja», advirtió Le Poole. El uso de protección solar resulta esencial para proteger la piel frente a los daños causados por la radiación ultravioleta. También debería adoptar hábitos saludables con respecto al sol, como evitar exponerse entre las 11:00 y las 15:00 h y abstenerse de tomar el sol sin protección, puesto que puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel. Algunos estudios llevados a cabo con ratones y humanos sugieren que determinados probióticos incluso podrían proteger las células de la piel de los daños que causa la radiación ultravioleta al mejorar la hidratación y estimular la actividad antioxidante.10 La melanina, el pigmento natural de la piel con propiedades antioxidantes, ayuda a proteger frente a este tipo de daños y también es posible que preserve el equilibrio microbiano de la piel al reducir el estrés ambiental.
Conclusión
El eje intestino-piel muestra una sólida conexión entre la salud intestinal y los problemas de piel. En la actualidad, hay estudios que están desarrollando terapias enfocadas en el microbioma y utilizan probióticos, prebióticos y posbióticos para beneficiar tanto a la salud de la piel como a la del intestino y son prometedoras a la hora de abordar enfermedades de la piel como la psoriasis, el eccema y el acné.
Algunos problemas de la piel, en el centro de atención:
Relacionados con el envejecimiento
Los cambios en el microbioma dérmico y el estrés oxidativo influyen en el envejecimiento de la piel. Al igual que las personas, las células pueden padecer estrés y, cuando es así, no funcionan adecuadamente. Aunque no necesitan meditación, las substancias antioxidantes pueden contribuir a protegerlas. Una molécula producida principalmente en el intestino —conocida por su sigla en inglés, GABA— desempeña una función a la hora de mantener la elasticidad de la piel al promover la producción de colágeno.3
Relacionados con las bacterias
- El acné, que afecta entre el 85 y el 90 % de las personas con edades comprendidas entre los 12 y los 24 años, provoca granos, espinillas y, a veces, dolorosos quistes. El acné está causado por poros taponados y la presencia de la bacteria Cutibacterium acnes. Es posible que las dietas con gran contenido de grasas y azúcares empeoren el acné al aumentar la producción de sebo y crear un entorno propicio para el crecimiento de los patógenos.3
- El eccema (dermatitis atópica) provoca placas en la piel con comezón e inflamación y puede estar desencadenado por la alimentación o alérgenos ambientales. Está asociado a un sobrecrecimiento de Staphylococcus aureus y un desequilibrio en el microbioma dérmico.
Enfermedades autoinmunes
- La psoriasis es una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario ataca células dérmicas sanas, provocando placas rojas y escamosas.3 La psoriasis está ligada a desequilibrios en los microbiomas intestinal y dérmico, y las personas que la padecen tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos intestinales como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) o la enfermedad celíaca.
- El lupus, una enfermedad autoinmune sistémica, afecta la piel, dado que causa erupciones e inflamación. Las personas con lupus son propensas a tener microbiomas intestinales diferentes a los de individuos sanos.8
- El vitíligo es una dolencia autoinmune que se caracteriza por zonas blancas en la piel debido a la pérdida de melanocitos, las células responsables de producir melanina (pigmento de la piel).9 Las personas que padecen vitíligo tienen microbiomas intestinales y dérmicos distintos del resto. Aunque la base de esta enfermedad es genética, nuestra investigación ha mostrado que las personas con vitíligo activo presentan un microbioma intestinal diferente en comparación con el de personas con la enfermedad inactiva», explicó Le Poole. «También observamos que faltaban determinados nutrientes en las dietas de las personas con vitíligo activo, lo que sugiere que las intervenciones dietéticas podrían ayudar a controlar los síntomas e influir en el estado de la enfermedad».
Relacionados con el cáncer
Los tipos más comunes de cáncer de piel son el melanoma, el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas, que, en gran medida, están causados por daños derivados de la radiación ultravioleta y factores genéticos. Las investigaciones más recientes sugieren que el desequilibrio en el microbioma dérmico también puede contribuir a desarrollar cáncer de piel.10
Referencias:
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