Continuamos con nuestra serie sobre los ejes del intestino, esta vez centrándonos en su conexión con la piel. Es posible que ya se haya dado cuenta de cómo una comida pesada y azucarada puede provocar erupciones al día siguiente, o de cómo determinadas alergias alimentarias son capaces de desencadenar sarpullidos. Se trata del eje intestino-piel en funcionamiento, poniendo de relieve la relación existente entre la salud intestinal y el estado de la piel y viceversa.

Probablemente hayas oído hablar de la conexión entre el intestino y el cerebro. Sin embargo, ¿sabías que el intestino y los pulmones están en conversación constante? La comunidad científica conoce esta conexión como el «eje intestino-pulmón». Tanto el intestino como los pulmones son órganos mucosos: mientras que el primero absorbe los nutrientes de los alimentos, los segundos absorben gases como el oxígeno del aire.

Restringir la fibra dietética es un consejo común para las personas que viven con enfermedad inflamatoria intestinal. Una nueva investigación muestra que no todas las fibras funcionan igual y su impacto en la inflamación intestinal y la función de barrera intestinal depende del tipo de fibra, el estado inmunológico individual y la capacidad fermentativa de sus microbios intestinales.

Los investigadores han comenzado a estudiar cómo puede la microbiota intestinal contribuir a la protección frente a la COVID-19 o, por el contrario, al incremento del riesgo de contraer una forma más grave de la enfermedad. Sus conclusiones podrían resultar de suma relevancia en la prevención de la elevada tasa de mortalidad en personas mayores, especialmente aquellas ingresadas en residencias.

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