Los investigadores ya saben que el  microbioma intestinal cambia a medida que los humanos envejecen  y que las enfermedades relacionadas con la edad también pueden afectar al microbioma intestinal. Sin embargo, aún se desconoce la manera de envejecer más saludablemente o reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad mediante el microbioma intestinal. Además de la genética, la dieta y otros factores del estilo de vida, como el uso de fármacos y las interacciones sociales, la microbioma intestinal puede ser un factor clave en el envejecimiento saludable.

Una revisión exhaustiva, publicada por O’Toole y sus colaboradores en Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, analiza los nuevos estudios sobre lo que conocemos sobre la implicación de la microbiota intestinal en el envejecimiento y las intervenciones relacionadas con la microbiota intestinal contempladas para mejorar algunos cambios vinculados con la edad.

Diversos aspectos del envejecimiento como la pérdida de apetito, de ácido estomacal, de enzimas digestivas, de inmunidad de la mucosa y de la función de la barrera intestinal, así como un mayor aislamiento social y el uso de medicamentos como los antibióticos afectan al microbioma intestinal.  Por otro lado, el microbioma intestinal también puede acelerar o ralentizar algunos cambios corporales que se dan con el envejecimiento.

En general, a medida que envejecemos, la cantidad de bacterias protectoras disminuye, mientras que las bacterias potencialmente dañinas son cada vez más abundantes en el intestino, así como la inflamación y la fragilidad.

Estudios de varios  países como Francia, Japón, Italia, Rusia, China e India también han observado en los centenarios, que representan el «envejecimiento extremo», un incremento de diversas bacterias beneficiosas para la salud como Akkermansia spp. No obstante, cabe recordar que el envejecimiento extremo no va necesariamente de la mano con un envejecimiento saludable, el cual se relaciona con una mayor actividad física, una dieta equilibrada y un bajo deterioro cognitivo.  En esta misma línea, el envejecimiento poco saludable puede darse a cualquier edad.

Los autores de la revisión dividieron los estudios actuales en dos tipos: los que se centran en los cambios que ocurren en el microbioma intestinal por el envejecimiento natural, y los que analizan cómo las enfermedades vinculadas a la edad afectan al microbioma intestinal.  A partir de estos estudios, los investigadores identificaron tres patrones principales de bacterias (taxones) que se alteran con el envejecimiento o las enfermedades relacionadas con la edad.  Identificaron tres grupos específicos de bacterias que aumentan o disminuyen y se asocian a un envejecimiento saludable o no saludable.

El Grupo 1 se componía de bacterias como Bifidobacterium, que disminuyen con la edad, relacionadas con un envejecimiento saludable.  El grupo 2 reflejaba el envejecimiento poco saludable e incluía bacterias como Streptococcus, Actinomyces y Eggerthella que pueden causar enfermedades y un aumento de los genes involucrados en el metabolismo de los medicamentos y otras sustancias químicas ajenas al cuerpo humano. El Grupo 3 también representaba el envejecimiento saludable, con bacterias como Akkermansia, cuyo número aumenta con la edad, pero disminuye en casos de envejecimiento poco saludable.  En otras palabras, los grupos 1 y 3 se asociaron con un envejecimiento saludable y el grupo 2, con un envejecimiento poco saludable, que puede implicar un incremento de la fragilidad, la inflamación, los trastornos cardiovasculares y metabólicos y el deterioro cognitivo.

Estos cambios en la composición de la microbiota intestinal podrían estar relacionados con cambios importantes en la fisiología de las personas mayores.  Además de las bacterias, los autores también vincularon cada grupo con metabolitos microbianos y los trastornos asociados.  Por ejemplo, el envejecimiento poco saludable del Grupo 2 se asoció con compuestos dañinos para el ADN que podrían desembocar en cáncer colorrectal, así como el metabolito  trimetilamina, que se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares e inflamación.  Por el contrario, los grupos 1 y 3 se asociaron con el beneficioso butirato, un ácido graso de cadena corta que puede ofrecer protección contra ciertas enfermedades como los trastornos cognitivos y la obesidad.

La revisión también incide en la importancia de crear estudios más completos a largo plazo en la población de edad avanzada que analicen cómo ciertas intervenciones dirigidas al microbioma intestinal, como los probióticos y la dieta, pueden afectar al envejecimiento.  A pesar de la falta de estudios bien diseñados para esa población, el primer estudio multinacional, integral y a largo plazo realizado en personas mayores ha demostrado que seguir una dieta mediterránea tradicional durante un año conducía a un cambio saludable y estable en el microbioma intestinal y a un aumento de las bacterias saludables. Esto generaba mejores métricas de salud, como la reducción de la fragilidad y la inflamación y el aumento de la cognición en comparación con las personas que no habían cambiado de dieta.

Otros estudios también han revelado que el consumo de probióticos, prebióticos y polifenoles, presentes en numerosos alimentos vegetales como los arándanos, puede aumentar el número de bacterias beneficiosas productoras de butirato como Faecalibacterium y Coprococcus, que mantiene la barrera intestinal en buen estado.

 

En resumen

A pesar de los estudios de intervención que han analizado los efectos que la dieta, los prebióticos y los probióticos pueden tener en el microbioma intestinal y la salud en general, la información sobre su impacto a largo plazo sigue siendo escasa.  Los autores concluyen que aún quedan muchas preguntas por contestar en la población de edad avanzada, como, por ejemplo, si se pueden reemplazar las bacterias desaparecidas o qué requisitos dietéticos específicos se necesitan para restaurar el microbioma intestinal a un estado saludable.

Es probable que se necesiten modelos predictivos que utilicen el aprendizaje automático y análisis de microbioma intestinal más sensibles, para determinar qué intervenciones dietéticas personalizadas son necesarias para restaurar y mantener un microbioma intestinal que fomente un envejecimiento saludable.  Además, los responsables políticos deben centrarse en lanzar mensajes más efectivos acerca de cómo seguir una dieta saludable y en hacer que los alimentos sanos sean más asequibles y estén disponibles para todos, independientemente de su nivel socioeconómico.

 

 

Referencia: Ghosh, T.S., Shanahan, F. & O’Toole, P.W. The gut microbiome as a modulator of healthy ageing. Nat Rev Gastroenterol Hepatol (2022). https://doi.org/10.1038/s41575-022-00605-x