Las comunidades de bacterias suelen crecer adheridas a superficies y lo hacen rodeadas de una matriz, una especie de coraza protectora; forman así unas películas denominadas biofilms. La bióloga Jaione Valle (Pamplona, 1977) acaba de recibir la beca ‘Mujeres en ciencia’ de L’Oréal-UNESCO, dotada con 15.000 euros, precisamente por su investigación sobre el biofilm que forma la microbiota intestinal. Su trabajo se centra en hallar si existe alguna relación entre esa película bacteriana y ciertas enfermedades, como las neurodegenerativas o las autoinmunes.

Después de doctorarse en biología, esta científica obtuvo una beca Marie Curie para ampliar su formación en el Laboratorio de genética de biofilms del Instituto Pasteur de París. Regresó a España y en la actualidad es investigadora del grupo de patogénesis microbiana de la Universidad Pública de Navarra, en el centro de investigación Navarrabiomed.

 

Enhorabuena.

Gracias. No esperaba que este año me concedieran la beca L’Oréal-UNESCO. Lo cierto es que ya había aplicado a esta misma beca en 2013 y entonces no lo conseguí. Así es que ahora ha sido toda una sorpresa.

 

¿Por qué le han concedido esta beca?

Tanto por mi carrera profesional como por el proyecto que he presentado para identificar proteínas amiloides del biofilm de la microbiota intestinal.

 

¿Qué son los biofilms bacterianos?

Son comunidades de bacterias, ya sea patógenas o comensales (como las bucales o la microbiota intestinal), que crecen adheridas a superficies o tejidos rodeadas por una matriz, una especie de película que envuelve a las bacterias y que está formada por polisacáridos y distintas proteínas. Algunas de ellas pueden adquirir una conformación amiloide. Lo interesante es que, aunque hasta ahora se ha visto que las proteínas amiloides están relacionadas con enfermedades neurodegenerativas, como Alzhéimer o Párkinson, diferentes bacterias utilizan esas proteínas amiloides para construir la matriz del biofilm.

En mi investigación trato de identificar las proteínas amiloides del biofilm de la microbiota intestinal para averiguar el papel que desempeñan en el mantenimiento de la homeostasis intestinal o en el desencadenamiento de ciertas enfermedades.

 

¿Qué función tiene la matriz?

Hace que las bacterias vivan en comunidad y las protege frente a la acción del sistema inmunitario o de fármacos, en el caso de las patógenas. En la microbiota intestinal es una barrera protectora frente a la desecación, para acumular nutrientes, para evitar la colonización por parte de otras bacterias patógenas. Es una especie de coraza que tienen las bacterias para protegerse de estreses ambientales y de la acción de factores externos. Seguramente, desempeña un papel importante en la interacción con el sistema inmunitario y en el mantenimiento de la homeostasis o equilibrio.

 

¿Cómo se forma?

Son las mismas bacterias las que sintetizan y secretan los componentes de la matriz del biofilm. Y uno de los componentes que pueden secretar para formar la matriz son proteínas amiloides.

 

¿Qué aplicaciones podría tener para entender mejor cómo se forman y qué papel tienen estos biofilms bacterianos?

En el caso de las bacterias patógenas, nos podría ayudar a combatirlas, quizás empleando fármacos que eviten que formen esa coraza. En cuanto a la microbiota intestinal, podremos intentar favorecer la formación de un biofilm de una bacteria en concreto o de un conjunto de comunidades bacterianas que nos interesen.

Podría tener aplicaciones también en el trasplante fecal. Al final, realizarlo en forma de biofilm, que es el hábitat natural de los microorganismos, seguramente favorezca el establecimiento de la microbiota intestinal. También podría ser muy útil para probióticos. Ya existen probióticos, de hecho, de tercera generación, que se están administrando en forma de biofilms.

 

La beca que le han concedido, ‘Mujeres en ciencia’ de L’Oréal-UNESCO, distingue a jóvenes científicas. ¿Sigue siendo necesario establecer esta distinción entre géneros?

Sigue habiendo desigualdades importantes en el ámbito de la investigación entre hombres y mujeres, por lo que reconocimientos como éste, además de visibilizar más el trabajo de las científicas y fomentar vocaciones, también anima a las mujeres a proseguir con la carrera de investigación, que es muy dura.

Es una carrera de fondo, en la que tienes que trabajar muy duro durante muchos años. El problema es que nosotras, por circunstancias como la maternidad, llega un momento en que tenemos que parar o ralentizarla. Y eso genera muchas diferencias con respecto a los hombres. Porque para volver a situarte en donde estabas tienes que hacer un sprint, a diferencia de ellos. También es cierto que la mujer se ha incorporado a la investigación más tarde; quizás por ello le esté costando más situarse, por ejemplo, en puestos de responsabilidad.

El programa L’Oréal-UNESCO comenzó en 1998 con el objetivo de reconocer y visibilizar el trabajo de las mujeres investigadoras en todo el mundo, así como fomentar vocaciones científicas entre las más jóvenes. Así, cada año concede cinco premios a prestigiosas científicas por su carrera, y otorga becas a jóvenes investigadoras, como es el caso de Valle en esta edición.