Entre los factores que influyen en la obesidad se encuentran los factores ambientales, la predisposición genética y, según un estudio reciente, el microbioma. La obesidad coexiste a menudo con trastornos mentales, como un mayor riesgo de depresión y de ansiedad, además de otras enfermedades crónicas. Sin embargo, aunque ya sabemos que los síntomas neurológicos podrían regularse directa o indirectamente a través del eje microbiota-intestino-cerebro, el papel exacto que desempeñan los microorganismos que se alojan en el tracto intestinal sigue siendo una incógnita. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente más de 422 millones de personas en el mundo sufren de diabetes. Teniendo en cuenta que esta cifra no cesa de crecer, es esencial estudiar esta conexión entre cerebro, resistencia a la insulina y microbiota, tan poco conocida hoy en día.
El Prof. C. Ronald Kahn, en colaboración con los miembros de su laboratorio, demostraba recientemente que la microbiota intestinal puede cambiar el comportamiento de los roedores enviando al cerebro las señales responsables de regular la insulina. Para desvelar este tipo de vinculación entre intestino, cerebro y microbioma, los científicos evaluaron el comportamiento y la actividad de la insulina en ratones con obesidad inducida por la dieta, con o sin tratamiento antibiótico.
Pudieron constatar que los antibióticos cambiaban la composición de la microbiota intestinal de los ratones obesos. Estos ratones engordaron tras seguir una dieta rica en grasas durante los 6 meses que duró el estudio. En las dos últimas semanas del estudio, el tratamiento antibiótico disminuyó los niveles altos de glucosa y de insulina en los ratones obesos. Una vez terminado el tratamiento antibiótico, los niveles de glucosa y de insulina volvieron a subir. Estos resultados sugieren que los antibióticos podrían ser un buen medio para reducir la glucemia y los niveles de insulina a través de cambios en la microbiota intestinal.
La conexión entre cerebro, resistencia a la insulina y microbiota es esencial para avanzar en el estudio de la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes
Por otra parte, esos mismos ratones alimentados con una dieta rica en grasas tenían niveles más elevados de estrés y de ansiedad. Lo cual no resulta demasiado sorprendente si tenemos en cuenta que ya existen pruebas científicas que han evidenciado el vínculo entre la obesidad y ciertas enfermedades mentales. Este comportamiento ansioso y estresado desaparecía tras el tratamiento antibiótico y volvía cuando se paraba el tratamiento antibiótico.
Los investigadores del laboratorio del Prof. Khan hallaron un fuerte vínculo entre el cerebro y el microbioma, también llamado segundo genoma. Demostraron que los tratamientos antibióticos en los ratones sometidos a una dieta rica en grasas reducían la inflamación de las regiones del cerebro que controlan el estado de ánimo y el comportamiento, mediante cambios en la microbiota intestinal.
El Prof. Kahn demostró que la microbiota intestinal puede cambiar el comportamiento de los roedores enviando al cerebro las señales responsables de regular la insulina
A pesar el estudio se ha realizado únicamente con ratones, es un buen recordatorio de que los alimentos que consumimos no afectan solo a nuestra glucemia y a las vías metabólicas de nuestro organismo, sino que también modifican la composición de nuestro microbioma y los metabolitos que este produce. Algunos de estos microorganismos pueden producir unos metabolitos específicos, denominados neurotransmisores. Y la presencia o ausencia de estos neurotransmisores podría afectar indirectamente a nuestro cerebro y, por ende, cambiar nuestro estado de ánimo, nivel de ansiedad y comportamiento.
Será necesario llevar a cabo más estudios de este tipo no solo con animales, sino también con humanos, para entender mejor la relación entre microbiota y cerebro. Aún queda por determinar cuáles son esos microbios y qué metabolitos secretan para mediar las respuestas metabólicas en el cerebro y de qué manera se produce esta comunicación. En cualquier caso, se trata de un gran paso adelante hacia el descubrimiento de tratamientos potenciales innovadores para ciertos trastornos neurológicos vinculados a la diabetes de tipo 2.
Referencia:
Soto M, Herzog C, Pacheco JA, et al. Gut microbiota modulate neurobehavior through changes in brain insulin sensitivity and metabolism. Mol Psychiatry. 2018. doi:10.1038/s41380-018-0086-5.