Cuanto más nos alejamos de una dieta baja en grasas y rica en hidratos de carbono, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares se vuelven más frecuentes. Hoy en día, muchos de los habitantes de los países más desarrollados consumen una mayor proporción de grasas y una menor proporción de carbohidratos que sus antepasados. Un nuevo estudio publicado por el “British Medical Journal” se ha centrado en esta transición en la alimentación y ha probado que una dieta más tradicional (con menos grasas y más carbohidratos) podría mejorar la salud de la microbiota intestinal. Este estudio muestra que una dieta rica en grasas y pobre en hidratos de carbono puede desembocar en un incremento adverso de los marcadores de inflamación en la sangre, mientras que una dieta más tradicional puede conllevar un aumento de sustancias químicas protectoras producidas por especies beneficiosas de bacterias. Este estudio científico es pionero en la investigación de los efectos de las diferentes proporciones de ingesta de grasas en humanos.

Para ello, los científicos estudiaron tres dietas con proporciones diferentes de grasas e hidratos de carbono durante 6 meses. Se sometió a tres grupos de jóvenes adultos a dietas con el mismo número de calorías pero que diferían en su contenido en grasas e hidratos de carbono. El primer grupo siguió una dieta baja en grasas (20 % de grasas, 60 % de hidratos de carbono), el segundo, una moderada en grasas (30 % de grasas, 56 % de hidratos de carbono) y el tercero, una rica en grasas (40 % de grasas, 46 % de hidratos de carbono). Los científicos tomaron muestras fecales y sanguíneas de los participantes al principio y al final del experimento. En los sujetos sometidos a la dieta baja en grasas, constataron un incremento de los tipos de bacterias que producen butiratos. Este ácido graso de cadena corta es un metabolito vinculado a numerosos beneficios para la salud. La mayor presencia de estas bacterias está correlacionada con una disminución de la inflamación de bajo grado, y se ha observado una cantidad reducida de estas en pacientes con diabetes tipo 2.

Los científicos estudiaron tres dietas con proporciones diferentes de grasas e hidratos de carbono durante 6 meses

Si bien numerosas investigaciones anteriores han revelado los beneficios de la fibra alimentaria en la microbiota intestinal, en este estudio, los tres grupos consumieron la misma cantidad de fibra. Esto parece indicar que la fibra no sería la causa de los beneficios observados en el grupo con un mayor consumo de hidratos de carbono. Los autores sugieren que las mejoras observadas podrían deberse a un incremento en el consumo de almidón resistente. Al contrario que la fibra alimentaria, el almidón resistente “resiste” a la digestión humana, y no se degrada completamente en bloques de azúcar. Además, tal y como sucede con la fibra alimentaria, la microbiota intestinal puede fermentar el almidón resistente y producir numerosas sustancias químicas beneficiosa para la salud.

Por otra parte, la dieta rica en grasas del estudio provocó un incremento de los marcadores de inflamación en la sangre. Estos marcadores se utilizan para detectar la inflamación en el organismo y son a menudo elevados en enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Los autores sugieren que estos marcadores de inflamación elevados podrían deberse a los altos niveles de aceite de soja consumidos por los participantes del grupo con la dieta rica en grasas. Ya que este contiene una gran cantidad de ácidos grasos omega-6, conocidos por fomentar la inflamación.

Este estudio es relevante para países en desarrollo, aunque también podría ser importante para países desarrollados en los que la ingesta de grasas ya es elevada

Si bien este estudio es especialmente relevante para los habitantes de los países en desarrollo que se encuentran en un proceso de transición desde una dieta más tradicional, a los que los autores alertan sobre un aumento en el consumo de grasas, estos recalcan asimismo que sus hallazgos también podrían ser importantes para los países desarrollados en los que la ingesta de grasas ya es elevada.

 

Referencias

Wan, Yi, Fenglei Wang, Jihong Yuan, Jie Li, Dandan Jiang, Jingjing Zhang, Hao Li, et al. 2019. “Effects of Dietary Fat on Gut Microbiota and Faecal Metabolites, and Their Relationship with Cardiometabolic Risk Factors: A 6-Month Randomised Controlled-Feeding Trial.” Gut, February, gutjnl-2018-317609.