Andrea Hardy
Redactora - Canadá La dietista canadiense de Calgary Andrea Hardy se ha especializado en los trastornos gastrointestinales y el microbioma intestinal. En Canadá es conocida como la dietista de la salud intestinal que instruye a los especialistas de salud intestinal
Redactora – Canadá
La dietista canadiense de Calgary Andrea Hardy se ha especializado en los trastornos gastrointestinales y el microbioma intestinal. En Canadá es conocida como la dietista de la salud intestinal que instruye a los especialistas de salud intestinal y al público en general sobre el papel clave de la nutrición en la salud intestinal. Síganla en Ignite Nutrition, o en Twitter (@AndreaHardyRD). |
GMFH Editing Team
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Notar ese mal presentimiento en el intestino cuando golpea la ansiedad o sentir mariposas en el estómago al enamorarse son señales visibles de la conexión entre el cerebro y el intestino. Nuevas pruebas sugieren que comprender el eje microbiota-intestino-cerebro podría ser la llave para tratar el síndrome de intestino irritable.
Las bacterias que forman nuestra microbiota intestinal tienen una vida social muy activa: se comunican entre ellas y colaboran, pero también compiten y se mantienen a raya unas a otras. De esa comunicación entre ellas y con nuestras células depende en buena medida nuestra salud. De ahí que comprender cómo se relacionan será clave para avanzar hacia la medicina personalizada del futuro.
La mayor parte de la investigación sobre el papel de la microbiota intestinal en el eje intestino-cerebro se ha centrado en las bacterias, y los hongos que viven dentro del intestino se han pasado por alto. ¿Qué sabemos de la función de los hongos intestinales en la comunicación entre el intestino y el cerebro?