Si quiere vivir más, no se aísle, rodéese de gente a la que quiere y con la que pueda compartir ciertos momentos de su vida”. Cada vez son más los médicos que dan este tipo de consejo a sus pacientes, ya que a la sociabilización se le atribuye ahora el poder de hacernos vivir más y mejor. También podría funcionar como un escudo protector contra muchas de las tan temidas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otros tipos de demencia. Pero estos no son los únicos beneficios de una vida social activa.

Según un nuevo estudio publicado en Science Advances, entablar lazos con los demás podría estar vinculado a una microbiota sana, rica y diversificada, al menos en chimpancés, facilitando así una existencia más larga y saludable.

Durante un proyecto de investigación llevado a cabo con primates a lo largo de ocho años en el Parque Nacional Gombe de Tanzania, un grupo de científicos constataron que cuanto más sociables eran estos, mayor era su diversidad microbiana, lo cual, a su vez, protegía a los animales de las enfermedades.

Del año 2000 al 2008, llevaron a cabo el seguimiento de una comunidad de 40 chimpancés salvajes, desde crías hasta ancianos. El calendario social de estos primates depende de las estaciones: durante la estación seca, tienden a pasar la mayor parte del tiempo solos, sin embargo, cuando comienza la estación lluviosa, prefieren unirse para salir en busca de alimentos.

Los investigadores se dedicaron a observar su comportamiento durante cada estación y tomaron muestras fecales para secuenciar los genes de las bacterias y determinar así la composición de los microorganismos que albergaban los animales. Constataron que cuando los animales pasaban más tiempo juntos, albergaban de 20 a 25 % más de especies bacterianas que durante la estación seca. Asimismo, la composición microbiana era similar entre los individuos del grupo. Los investigadores creen que esta diversidad estaría relacionada con la protección contra los patógenos de la que carecen los individuos con una comunidad microbiana empobrecida.

Por otra parte, los investigadores se propusieron averiguar si esos cambios temporales en la microbiota eran algo que también heredaban las siguientes generaciones y sus hallazgos confirmaron esta teoría. También compararon la herencia microbiana de padres a crías con los traspasos a través de interacciones sociales con primates sin relación familiar y descubrieron que la transmisión de las colonias bacterianas se efectuaba, esencialmente, a través de la sociabilización.

Las bacterias intestinales pasan probablemente de chimpancé a chimpancé mientras se acicalan, se reproducen o cualquier otro contacto físico, o cuando pisan de forma involuntaria heces de algún otro chimpancé. En opinión de los científicos, desde un punto de vista evolutivo, esto podría ser beneficioso a la hora de mantener la salud microbioma en el tiempo.

¿Pero sucede lo mismo con los humanos? Esta será la próxima etapa de las investigaciones: demostrar si tener una vida social activa también fomenta una mayor diversidad en nuestra comunidad microbiana. Y así facilitar una mejor comprensión, por parte de los científicos, de ciertas enfermedades vinculadas al intestino, así como la resolución de un gran misterio médico: el mecanismo subyacente tras una mayor longevidad entre las personas más sociables.

 

Referencia:

Moeller AH, Foerster S, Wilson ML, Pusey AE, Hahn BH, Ochman H. Social behavior shapes the chimpanzee pan-microbiome. Sci Adv. 2016;2(1):e1500997.