Se ha constatado que los alimentos son el principal desencadenante de síntomas digestivos en la amplia mayoría de pacientes que padecen de síndrome de intestino irritable. A pesar de que encontrar alimentos que no desencadenan los síntomas gastrointestinales ha sido un reto para muchas personas con SII, las dietas restrictivas pueden conllevar riesgos potenciales.

Qué comer o no comer como medio para mejorar los síntomas de la EII es una de las principales preguntas de los pacientes después del diagnóstico. Aunque no hay una respuesta simple y los cambios en la dieta no son un sustituto del tratamiento médico, hemos preparado una nueva infografía sobre los componentes dietéticos a favorecer y limitar para ayudar a los pacientes con EII.

La evidencia emergente sugiere que una dieta equilibrada con un predominio de alimentos de origen vegetal va asociada a microbios intestinales específicos relacionados con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. El Dr. Stéphane Schneider nos explica lo que han demostrado estudios recientes acerca de la importancia de cuidar nuestra alimentación para prevenir o controlar mejor la diabetes tipo 2 a través del microbioma intestinal.

La variedad de la dieta está relacionada con la diversidad del microbioma intestinal y una mayor abundancia de algunas bacterias potencialmente beneficiosas. Un nuevo estudio sugiere cómo, aumentar la cantidad y diversidad de la ingesta de fibra dietética mediante el consumo de pan multifibra, puede mejorar la resistencia al colesterol y la insulina, al alterar la composición y función del microbioma intestinal.

¿Qué lleva a un periodista o escritor a querer publicar otro libro sobre la importante comunidad de bacterias que habita nuestros intestinos? Para responder a esta pregunta hemos hablado con Cristina Sáez, periodista científica que, junto a la Fundación Alicia, ha publicado recientemente “La ciencia de la microbiota”.

Los alimentos son una fuente de componentes, entre ellos los nutrientes, que refuerzan el sistema inmunitario y ofrecen una buena defensa contra los patógenos. La calidad de la dieta no solo es importante en estos momentos para protegernos contra la COVID-19 grave, sino también para mejorar la eficacia de la vacuna contra la COVID-19, particularmente en ciertos grupos de riesgo.

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