Que las bacterias del intestino tienen un papel fundamental en la salud global es algo que sabemos desde hace años. Desequilibrios en su composición se han asociado a dolencias autoinmunes, gastrointestinales, metabólicas y ahora también cardiovasculares. Cada vez más científicos investigan el eje intestino-corazón y apuntan que la microbiota puede ser una nueva diana terapéutica para prevenir y tratar las cardiopatías.

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