¡Quién fuera un oso pardo! Al menos en épocas de comilonas o de antojos como las Navidades, o las vacaciones de verano. ¿Por qué tenerles envidia? Pues porque estos enormes mamíferos, cuando se preparan a hibernar, se ceban a fin de acumular rápidamente peso para su siestecilla invernal, y sin embargo - afortunados ellos- a pesar de esa subida de…
¡Quién fuera un oso pardo! Al menos en épocas de comilonas o de antojos como las Navidades, o las vacaciones de verano. ¿Por qué tenerles envidia? Pues porque estos enormes mamíferos, cuando se preparan a hibernar, se ceban a fin de acumular rápidamente peso para su siestecilla invernal, y sin embargo - afortunados ellos- a pesar de esa subida de…