[DE NUESTRO ARCHIVO]

Las enfermedades como la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer, todas ellas responsables de gran parte de las muertes en el mundo, están vinculadas a cambios observables en la microbiota intestinal humana. Por otra parte, numerosas enfermedades crónicas —enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, asma y alergias, artritis rumatoide o encefalomielitis miálgica (síndrome de fatiga crónica, EM/SFC)— también han sido asociadas a una disbiosis de la microbiota intestinal.

Estas misteriosas conexiones intrigan no solo a los científicos, sino también al público en general. La microbiota intestinal, gracias a su estrecha relación con el metabolismo y el sistema inmunitario, podría constituir el centro neurálgico de nuestra salud. En otras palabras, se encontraría en la «intersección» de los procesos que influyen en el riesgo de contraer ciertas enfermedades. Mis propias investigaciones se centran en la forma en que la microbiota intestinal afecta al metabolismo y la inmunidad, por su impacto en ciertos parámetros de salud, en especial en la obesidad y la diabetes de tipo 2.

La manipulación de la microbiota intestinal tiene sin duda un enorme potencial en el ámbito de la mejora de la salud. Pero ahora mismo, la pregunta esencial que debemos plantearnos es: ¿acabará la microbiota intestinal por ser la solución a todos nuestros problemas de salud?

En 2016 se publicaron más de 3.000 artículos científicos acerca de la microbiota intestinal. Nunca habíamos tenido tanta información, pero hay que avanzar en la dirección correcta

En un comentario reciente publicado en Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, me pregunto cuáles son nuestras expectativas respecto a la ciencia de la microbiota intestinal en el futuro. En 2016 se publicaron más de 3 000 artículos científicos acerca de la microbiota intestinal. Nunca antes habíamos dispuesto de tanta información. Sin embargo, tenemos que asegurarnos de que avanzamos en la dirección correcta.

En el caso de la microbiota intestinal, es primordial distinguir entre correlación y causalidad. Una vez establecida la correlación entre la enfermedad y la disbiosis intestinal, los científicos tienen que llevar a cabo experimentos correctamente enfocados para descubrir qué es lo que causa qué (también en los modelos animales). A partir de este punto, se pueden desarrollar nuevas terapias para combatir la enfermedad desde su causa profunda.

Los pocos datos de los que disponemos constituyen asimismo una barrera para nuestros progresos. Hasta la fecha, la mayoría de los estudios realizados se han basado en una muestra de microbiota intestinal en un momento dado una especie de instantánea. Pero una instantánea podría resultar insuficiente a la hora de sacar a la luz las modificaciones de la microbiota responsables de esta mejora de la salud. En el ámbito médico, son numerosos los ejemplos en los que un diagnóstico no puede basarse en una única medida. A menudo, es necesario recabar un conjunto adecuado de elementos en el momento adecuado e interpretarlos de forma conjunta. La microbiota intestinal puede resultar muy útil en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades más conocidas. Pero esto implica tener en cuenta, además de los microbios intestinales, los metabolitos, la genética del huésped, su estado nutricional y sus hábitos alimentarios. También será necesario saber cuándo y con qué frecuencia tomar estas medidas.

Avanzamos paso a paso en la comprensión del papel de la microbiota intestinal en ciertas enfermedades. Durante los próximos decenios, algunas de las correlaciones observadas ahora desembocarán sin duda en nuevas terapias efectivas. Son muchos los factores que ejercen un impacto constante sobre la microbiota. Uno de los más importantes y controlables es sin duda la alimentación. Con el paso del tiempo, lograremos entender lo que hace que una microbiota intestinal se considere «ideal» y cómo conseguirla manipulando la alimentación y otros factores del estilo de vida, o administrando nuevos tratamientos médicos cuyo objetivo sea la comunidad microbiana intestinal.

Por tanto, aunque parezca que efectivamente la microbiota intestinal se encuentra en la «intersección de todo», no debemos adelantarnos a los datos de los que disponemos en la actualidad. Dedicar el tiempo necesario a entender estas interacciones permitirá conocer mejor el papel de la microbiota intestinal en la salud y en la enfermedad.

 

Referencia:

Cani PD. Gut microbiota — at the intersection of everything? Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2017 ; 14 (6) : 321-322. doi : 10.1038/nrgastro.2017.54.

 

Este post se publicó originalmente el 28 de junio de 2017.