“Cuanto más investigan los científicos los microbios que viven en nuestro interior, más sabemos sobre el sorprendente impacto de estos minúsculos organismos en nuestro aspecto, así como nuestra forma de actuar, de pensar y de sentir”. Así comienza un nuevo artículo sobre microbiota intestinal publicado por la revista National Geographic en enero de 2020 y que repasa las funciones clave de estos microorganismos en la salud humana a lo largo de nuestra vida.
A pesar de que esta revista científica pionera ya ha tratado los avances en el campo de la microbiota intestinal con anterioridad, en este nuevo artículo Robin Marantz Hening describe los últimos hallazgos y estudios centrados en cada etapa de la vida, desde nuestro nacimiento , cuando la microbiota intestinal comienza a colonizar nuestro tracto digestivo, hasta la vejez, cuando la diversidad de la microbiota intestinal comienza a decaer inexorablemente.
El artículo se centra en cómo influye nuestro modo de nacimiento en nuestra salud más adelante, la probabilidad de desarrollar alergias alimentarias o asma por ejemplo, apoyándose en los últimos estudios en la materia. Trata asimismo del eje cerebro-intestino, y la forma en que los microbios influyen en el cerebro y viceversa, por ejemplo, en el caso de ciertos trastornos mentales como la ansiedad o, incluso, el autismo.
La publicación contiene unas asombrosas fotografías de Martin Oeggerli realizadas con un microscopio de electrones
Una vez implantada, alrededor de los tres o cuatro primeros años de vida, la microbiota intestinal permanece relativamente estable. Solo alteraciones drásticas como un cambio total de dieta -volverse vegetariano o pasarse a la dieta occidental por ejemplo -, o someterse a numerosos tratamientos antibióticos, pueden modificarla radicalmente.
Pero, aunque parezca paradójico, la evolución del microbioma a lo largo del tiempo también es predecible. Tan predecible, que podría adivinarse la edad de una persona solo con observar sus microorganismos.
La microbiota intestinal no solo influye en nuestra salud, sino que, como lo han demostrado estudios recientes, está relacionado con nuestra personalidad. En este sentido, Marant Hening cita en el artículo un estudio publicado el año pasado que mostraba que “algo supuestamente tan innato como el temperamento de un niño podría estar vinculado al hecho de que en su intestino predominen las bacterias de un género concreto: cuantas más bifidobacterias, más alegre será el niño”.
La publicación contiene unas asombrosas fotografías de Martin Oeggerli. El microscopio de electrones revela un fascinante universo de microorganismos. Con la imagen en falso color, Oeggerli consigue resaltar la diversidad y la belleza de las bacterias; si no supiéramos que se trata de microorganismos, podríamos pensar que algunas de las criaturas vivas de las fotos pertenecen a un precioso arrecife de coral. Oeggerli logra incluso captar la división de Streptococcus pneumoniae.
El artículo, que se publicó en un número de enero de 2020 de National Geographic, puede leerse en línea en su página web