Recuerdo una de esas comidas familiares que celebramos cada año. Mis abuelos, tías, tíos, primos, hermanos y hermanas, sentados alrededor de la mesa, charlando mientras saborean los suculentos platos preparados con cariño por mi abuela. De repente, un sonido familiar, seguido de un olor sorprendente. ¡Un pedo! Y entonces, mi hijo de dos años, consciente de la traición de su microbiota intestinal en plena construcción, exclama con una sonrisilla pícara: “¡solo ha sido un pedete!” “¿Igual comió demasiado humus ayer?”, me pregunto, incómodo.

“La evacuación de los gases intestinales está estigmatizado. Nos retenemos por razones evidentes de educación y de respeto hacia los demás”, explica Purna Kashyap

A todos se nos ha escapado algún que otro gas intestinal. Sin embargo, muchas personas sanas no son conscientes de sus flatulencias, ya que las evacuan de noche, sin control alguno. “Existe una gran estigmatización de la evacuación de los gases intestinales. Nos retenemos por razones evidentes de educación y de respeto hacia los demás”, explica el gastroenterólogo Purna Kashyap, responsable del laboratorio del microbioma intestinal de la Clínica Mayo, durante la Cumbre Mundial sobre Microbiota Intestinal para la Salud de Miami (Estados Unidos) en la primavera de 2019. Añade que “los gases no son sino el resultado de la fermentación por nuestras bacterias de los residuos alimentarios no digeridos por el organismo, esencialmente fibra. Por tanto, cuando se producen gases, esto significa que las bacterias se están nutriendo de fibra alimentaria. ¡Y esto es una excelente noticia para nosotros!”.

Como ya hemos explicado en este blog, la fibra es esencial para la salud de la microbiota intestinal y por ende, para nuestra salud. Se sabe que la riqueza, la abundancia y la diversidad son los tres factores clave para una microbiota intestinal sana. Teniendo en cuenta que existen diferentes tipos de fibra alimentaria, los cuales nutren diferentes clases de microorganismos, es aconsejable diversificar nuestro aporte de fibra.

Al existir diferentes tipos de fibra alimentaria es recomendable alternar el aporte de fibra, esencial para el cuidado de la microbiota intestinal

“Aún no hemos identificado los tipos de fibra específicos más adecuados para cada microbio intestinal y esta cuestión es actualmente objeto de numerosos proyectos de investigación. El consenso actual es que si la cantidad de fibra alimentaria consumida disminuye, las bacterias intestinales acaban alimentándose de mucus, la sustancia protectora que tapiza el interior del intestino. Y es entonces cuando pueden surgir los problemas de salud”, recalca Kashyap.

Por el contrario, un incremento súbito del aporte de fibra puede causar trastornos y molestias. Por ejemplo, una hinchazón causada por la formación de gases, con los consiguientes dolores intestinales. “Es preferible realizar estos cambios paulatinamente”. Si, por ejemplo, de costumbre solo comemos pan blanco, conviene empezar comiendo media rebanada de pan integral por la mañana. El pan integral contiene al menos 2 g de fibra por rebanada. La Sociedad Americana del Corazón (American Heart Association) recomienda un consumo de 25 g de fibra basándose en una dieta de 2.000 calorías diarias (mujer de menos de 50 años, de 21 a 25 g diarios; hombre de menos de 50 años: de 10 a 38 g al día). Kasyhyap desaconseja pasar directamente de 10 g de fibra diarios a 40 g.

Algunos alimentos producen más gases que otros; los más fermentables pueden sustituirse por los que lo sean menos (la lechuga, por ejemplo, es una buena alternativa a las espinacas). Existe asimismo un efecto dosis: si comer una porción entera de humus nos produce hinchazón, bastará con comer solo un tercio la próxima vez.

Pero el Doctor Kayshap cree además que habría que tener en cuenta un factor importante: nuestra aprensión. “Sabemos naturalmente anticipar situaciones como una mano que se quema con el calor de un horno, sobre todo si ya nos hemos quemado alguna vez. Nuestro cuerpo aprende fácilmente estos reflejos y los perpetúa. Aquí es donde interviene el eje intestino cerebro, que funciona como una única unidad. Son por tanto numerosos los factores que determinan nuestra manera de reaccionar ante diferentes dietas”.

En resumen, según el Doctor Kashyap, una alimentación saludable será una dieta variada: todo radica en el equilibrio.

 

*​2.000 kcal/día corresponde a las necesidades energéticas medias de un adulto. Por simplificar y para ajustarnos a la noción de « 2,000 calorie diet » empleado por la FDA (Food and Drug Administration), usaremos la unidad calorías/día.