Como si de los muros de una ciudad medieval se tratara, nuestro tubo digestivo está tapizado de una barrera que nos protege contra las agresiones externas. Nuestra microbiota intestinal, en estrecho contacto con esta barrera, nos ayuda a digerir y absorber los nutrientes, nos protege de los intrusos y estimula nuestro sistema inmunitario.

Favorecer las comunidades de microbios beneficiosos presentes en nuestro tracto intestinal podría resultar una buena inversión para nuestra salud, pero ¿cómo hacerlo exactamente?

Seguir una dieta equilibrada es el mejor consejo para mantener un ecosistema gastrointestinal sano, esa es la conclusión a la que han llegado los expertos reunidos durante la decimotercera conferencia europea sobre nutrición (FENS 19) celebrada en Dublín en octubre de 2019.

No existe la dieta idónea

Probablemente ya haya recurrido usted a Google para encontrar los alimentos más beneficiosos para la salud intestinal. Sin embargo, los conocimientos sobre la nutrición evolucionan constantemente y actualmente solo se conoce la punta del iceberg en lo que respecta a nuestro intestino.

Seguir una dieta equilibrada es el mejor consejo para mantener un ecosistema gastrointestinal sano

Durante su intervención, Joël Doré, investigador del INRAE (el instituto francés para la investigación de la agricultura, la alimentación y el medio ambiente) ha compartido una recomendación firme: para tener una microbiota intestinal más sana, hay que comer más verdura, de forma más regular y de forma más diversificada.

Esto significa que en vez de centrarse en la dieta más eficaz para proteger nuestra microbiota intestinal, deberíamos tomarnos el tiempo de pensar en los alimentos que ponemos en nuestra cesta de la compra. Cada día, tendremos que incluir alimentos fermentados, especialmente aquellos que contienen probióticos, y comer verduras, ya que algunas contienen los prebióticos necesarios para alimentar a las bacterias beneficiosas que hospedamos.

Además, de las fibras, una microbiota intestinal sana requiere un equilibrio nutricional y una alimentación variada

Como rara vez consumimos nutrientes (lípidos, glúcidos, proteínas, vitaminas y minerales) de manera aislada, los científicos se concentran ahora en la manera en que el conjunto de la dieta (incluidos la calidad y los grupos de alimentos) afecta a la microbiota intestinal.

Si bien numerosos estudios ya han demostrado ampliamente que la fibra alimentaria es el carburante preferido de las bacterias intestinales, Karine Clément, del hospital La Pitié-Salpêtrière de Paris, al comunicar los resultados presentados en Miami durante la 8a Cumbre Mundial sobre Microbiota Intestinal para la Salud, explicaba que los lípidos, proteínas, minerales y vitaminas también pueden influir en la microbiota intestinal.

He aquí algunos ejemplos:

  • Las proteínas: los conocimientos de los que disponen los científicos actualmente tienden a demostrar que en comparación con las proteínas de origen animal, el consumo de proteínas vegetales conlleva una resistencia menor a la insulina y un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Cabe destacar sin embargo que la respuesta al régimen proteico depende de la microbiota y que una de las razones posibles del efecto de las proteínas vegetales es que al degradar las fibras, la microbiota produce más compuestos beneficiosos (como los ácidos grasos de cadena corta)
  • Ciertos minerales: si bien el zinc es un micronutriente clave de la función inmunitaria, niveles excesivos de zinc alimenticio pueden afectar negativamente a la microbiota intestinal y agravar la infección por Clostridioides difficile.
  • Los glúcidos: como en el caso del zinc, un elevado consumo de trehalosa (presente en las plantas, los insectos, las setas y algunos microorganismos) puede asimismo contribuir a la propagación general de ciertos subtipos de Clostridioides difficile.

Incluir alimentos fermentados, especialmente aquellos que contienen probióticos, y comer verduras, ya que algunas contienen los prebióticos necesarios para alimentar a las bacterias beneficiosas que hospedamos.

En cuanto al impacto de la alimentación en la mejora de nuestra salud intestinal, el mensaje que la 13ª conferencia europea sobre nutrición (FENS) ha querido hacer llegar es la importancia de tener en cuenta la alimentación en su conjunto (el bosque) en lugar de las tendencias dietéticas del momento o el consumo de ciertos nutrientes de forma aislada (el árbol).

En lugar de buscar la dieta ideal para nuestra salud intestinal, deberíamos incluir en nuestra alimentación habitual el carburante favorito de nuestra microbiota intestinal: alimentos fermentados que contengan probióticos, ¡sin olvidar las pequeñas verduras, fuentes de fibra!