Aunque la idea de una conexión intestino-pulmón no es nueva, la pandemia de COVID-19 ha despertado el interés de los científicos por conocerla mejor
Si bien la COVID-19 es principalmente una enfermedad respiratoria, los hallazgos recientes sugieren que el virus SARS-CoV-2 también afecta a la microbiota intestinal y puede conducir a respuestas inmunitarias inadecuadas que impiden la eliminación del virus. El hecho de que las complicaciones a largo plazo y los síntomas persistentes después de la recuperación se hayan relacionado con alteraciones en la composición de la microbiota intestinal refuerza la idea de una conexión entre lo que sucede en el tracto gastrointestinal —el órgano inmunitario más grande del cuerpo— y la salud pulmonar.
Si bien ya se conocía la existencia de una conexión intestino-pulmón, esta no ha suscitado tanto interés entre los investigadores como el eje intestino-cerebro. Sin embargo, la actual pandemia de COVID-19 le ha dado un mayor protagonismo. Desde los primeros momentos de vida, todas las membranas mucosas del cuerpo humano están conectadas y as ahí donde los patógenos y otras agresiones entran en contacto con las células inmunes. Las amígdalas, los pulmones y los parches de Peyer dentro del intestino delgado son ejemplos de compartimentos interconectados.
Por lo tanto, no es sorprendente que una microbiota intestinal sana sea importante para garantizar respuestas inmunitarias adecuadas en los pulmones a fin de mantener a raya las infecciones del tracto respiratorio. Por ejemplo, alterar la microbiota intestinal con antibióticos aumenta la gravedad de las infecciones respiratorias virales como la gripe.
¿Cómo afecta la microbiota intestinal a la salud respiratoria?
Una microbiota intestinal sana es importante para garantizar respuestas inmunitarias adecuadas en los pulmones a fin de mantener a raya las infecciones del tracto respiratorio
La microbiota intestinal y los pulmones están conectados en las dos direcciones. En otras palabras, las células inmunitarias ubicadas en la pared intestinal pueden salir del intestino y viajar a través del sistema linfático a otras partes del cuerpo, incluidos los pulmones y, a la inversa, las infecciones respiratorias pueden alterar la composición y las funciones de la microbiota intestinal.
El Doctor Jordi Espadaler-Mazo, biólogo molecular con un fuerte interés científico en los probióticos y la medicina personalizada, explicó a los editores de GMFH por correo electrónico dos ejemplos que ilustran la estrecha conexión entre el intestino y los pulmones. En primer lugar, se ha demostrado que el desarrollo de la microbiota intestinal infantil predice el riesgo de asma en el futuro y, en segundo lugar, las personas que padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica tienen de 2 a 3 veces más probabilidades de que se les diagnostique una enfermedad inflamatoria intestinal.
Si bien el tracto respiratorio se consideraba tradicionalmente estéril, ahora sabemos que tiene su propia microbiota, que está vinculada a la microbiota intestinal. Por tanto, mejorar la microbiota intestinal a través de la dieta nos brinda la oportunidad de cuidar nuestros pulmones.
La inulina, por ejemplo, es una fibra fermentable que ha demostrado prevenir la gripe en ratones, al implicar tanto respuestas innatas (respuestas inflamatorias) como respuestas inmunitarias específicas.
Varios ensayos clínicos han estudiado en humanos el efecto de los probióticos en las infecciones del tracto respiratorio superior como el resfriado común. También hay estudios que revelan que ciertas cepas probióticas pueden reducir las enfermedades atópicas en los bebés y combatir la liberación de compuestos inflamatorios por las células inmunitarias en fumadores. Se ha demostrado además, en niños y adultos sanos, que las cepas probióticas específicas de Lactobacillus y Bifidobacterium contribuyen reducir la duración de los síntomas respiratorios y gastrointestinales y, por lo tanto, el absentismo escolar y laboral.
Espadaler-Mazo reconoce, sin embargo, que existen limitaciones en los estudios que evalúan el efecto de las intervenciones probióticas sobre las infecciones del tracto respiratorio superior y estas restringen la generalización de los hallazgos. Entre estas limitaciones se encuentran la enorme disparidad de los resultados entre estudios, la dependencia excesiva de los diagnósticos y síntomas relatados por el paciente y el hecho de no tener en cuenta que los beneficios de los probióticos para el sistema inmunitario son específicos de la cepa.
¿Qué sabemos hasta ahora sobre el papel de la dieta y los probióticos en la reducción de la duración de los síntomas y de la carga viral en pacientes con COVID-19?
Habida cuenta de la implicación emergente de los sistemas inmunitario y digestivo del cuerpo en el desarrollo de COVID-19, los científicos han recurrido a medios científicos para modificar la microbiota intestinal y reducir así el riesgo de complicaciones provocadas por la COVID-19.
Philip Calder, profesor de Inmunología Nutricional en la Universidad de Southampton, reconoce que es probable que las estrategias que optimizan la microbiota intestinal para que esta, a su vez, mejore la respuesta inmunitaria, tengan un impacto en la salud respiratoria.
Si bien nada de lo que las personas puedan comer evitará que se infecten de COVID-19, una dieta saludable, diversificada y bien equilibrada proporcionará los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y favorecer una microbiota intestinal equilibrada. Según el profesor Calder, parece probable que una dieta mediterránea, eficaz para ayudar a controlar la inflamación y proporcionar los nutrientes necesarios para reforzar el sistema inmunitario, también sea importante para la salud respiratoria.
Algunos estudios también sugieren que la manipulación de la microbiota intestinal puede desempeñar un papel en el tratamiento de las personas con infección por SARS-CoV-2 o COVID-19.
Según el profesor Calder, parece probable que una dieta mediterránea también sea importante para la salud respiratoria
Es el caso de un ensayo clínico reciente que demostraba que una mezcla específica de cepas probióticas Lactiplantibacillus plantarum KABP022, KABP023 y KAPB033 más Pediococcus acidilactici KABP021 con una dosis de 2 x 109 unidades formadoras de colonias durante 30 días ayudaba a reducir la duración de los síntomas y la carga viral de 300 pacientes sintomáticos con un diagnóstico positivo de COVID-19. Las mejoras obtenidas no dependían de la composición de la microbiota intestinal de los participantes al comenzar el estudio, sino que parecían explicarse por los beneficios relacionados con los probióticos para el sistema inmunitario.
En palabras de Espadaler-Mazo, autor correspondiente del estudio: «Buscamos aportar pruebas sólidas de la utilidad de esta formulación probiótica para mejorar tanto los síntomas objetivos (carga viral, infiltración pulmonar cuantificada en radiografías digitales y anticuerpos específicos del SARS-CoV2 en suero) como los síntomas informados por el paciente en la COVID-19, tratando de superar las limitaciones presentes en estudios anteriores».
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