¿Podría la microbiota intestinal estar quitando protagonismo a los virus en la investigación sobre la salud digestiva? Un nuevo estudio internacional que analiza las heces de bebés de 1 año amenaza con hacerlo. O al menos, hacer que compartan el papel. Durante cinco años, un equipo de científicos ha analizado muestras de pañales de 647 niños daneses sanos como parte de un proyecto a largo plazo sobre el asma y las enfermedades inflamatorias crónicas. Inesperadamente encontraron 10.000 especies de virus, 10 veces el número de especies bacterianas en los mismos niños, la mayoría de ellas aún desconocidas y no descritas, que podrían actuar como verdaderas aliadas en la salud adulta.
De los virus descubiertos, el 90% son bacteriófagos, es decir, no infectan células humanas ni causan enfermedades en los niños, sino que atacan a las bacterias intestinales. En este sentido, la principal hipótesis por el momento es que, al hacerlo, ayudan a dar forma a las capacidades competitivas de las bacterias y a equilibrar las poblaciones dentro del microbioma intestinal. Es por eso que los científicos creen que esos virus podrían desempeñar un papel importante en la protección de los niños contra enfermedades crónicas.
«Desde la primera infancia, los niños sanos se encuentran con una gran diversidad de virus intestinales, que probablemente tienen un gran impacto en el desarrollo de diversas enfermedades más adelante en la vida», afirmó en un comunicado de prensa Dennis Sandris Nielsen, profesor del Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Copenhague y autor principal del trabajo de investigación publicado en Nature Microbiology.
El intestino humano es el hogar de una gran cantidad de microorganismos, como bacterias o virus, y existe evidencia científica sólida sobre el papel que desempeñan esos microbios en la salud física y mental. En la última década, un número creciente de estudios ha revelado lo crucial que es para todos esos microorganismos, y especialmente para las bacterias, establecerse y desarrollarse bien en los intestinos de los niños durante los primeros años de vida, y el impacto que tienen en la salud futura.
Sin embargo, los hallazgos de este nuevo estudio señalan que los virus también juegan un papel en la salud y la enfermedad. «Lo más probable es que los virus y las bacterias y el sistema inmunitario interactúen y se afecten mutuamente en algún tipo de equilibrio», señaló Nielsen, quien destacó que «cualquier desequilibrio en esta relación probablemente aumente el riesgo de enfermedades crónicas».
Un viroma cambiante a lo largo de la vida
De la misma manera que la composición de la microbiota intestinal es única para cada uno de nosotros, también lo es el viroma intestinal, el conjunto de virus que viven en nuestro colon. Además, el viroma es estable en el tiempo en los adultos, lo que significa que seremos portadores de la misma combinación de virus a medida que envejecemos. Eso no es aplicable a los niños, los científicos han descubierto que un viroma temprano es bastante diferente de un viroma adulto, y necesita alrededor de 2 años para estabilizarse.
Así, los bebés nacen con un kit de bacteriófagos que no persisten en el tiempo, sino que son sustituidos por bacteriófagos adultos. Las familias de virus en los intestinos de bebés y adultos están relacionadas con las bacterias que infectan. Por ejemplo, los virus que atacan a las especies de Bifidobacterium, un tipo de microorganismo que es crucial para la salud infantil, se encuentran en los primeros años de vida, pero disminuyen en número y finalmente desaparecen a medida que envejecemos.
Por otro lado, los virus más comunes en los intestinos de los adultos no están presentes en los bebés, lo que significa que los bebés los adquieren a medida que crecen. Una historia similar a la de las bacterias.
Los científicos creen que esos bacteriófagos son aliados. Según Nielsen, «algunos pueden proporcionar a sus bacterias huésped propiedades que las hacen más competitivas al integrar su propio genoma en el genoma de las bacterias». Al hacerlo, un bacteriófago puede, por ejemplo, aumentar la capacidad bacteriana para absorber carbohidratos y metabolizar más cosas. Además, los virus mantienen las poblaciones bacterianas bajo control, un poco como «las poblaciones de leones y gacelas en la sabana».
Los autores de la investigación defienden que sus hallazgos han arrojado luz para aprender más sobre el papel de las bacterias y los virus en un sistema inmunitario bien entrenado. «Es de esperar que pueda llevarnos a prevenir muchas de las enfermedades crónicas que afectan a tantas personas hoy en día», dijo Shiraz Shah, primer autor del artículo.
Referencia:
Shah S.A., Deng L., et al. Expanding known viral diversity in the healthy infant gut. Nat Microbiol 2023 doi:10.1038/s41564-023-01345-7