Uno de los mejores regalos que una madre pueda ofrecer a su recién nacido es una microbiota intestinal diversificada, sana y equilibrada. Y resulta que la alimentación de la mujer embarazada sería clave para conseguirlo.

Un estudio publicado en Gut Microbes concluye que la microbiota intestinal de las futuras madres está vinculada a su alimentación durante el embarazo, la cual influirá en la composición de la comunidad microbiana de los bebés y en el desarrollo del niño durante sus primeros 18 meses de vida.

Se ha demostrado que los 1.000 primeros días de vida constituyen un periodo sensible y crucial para el bebé, ya que es en ese momento cuando se sientan las bases de su salud presente y futura. Durante este periodo crítico, el papel de la microbiota intestinal es esencial.

Cada vez son más numerosas las pruebas que apuntan a la alimentación como uno de los factores más determinantes en la composición de la microbiota intestinal

Durante el embarazo, en el momento del nacimiento, o incluso durante la lactancia, las madres transmiten su microbiota intestinal a su bebé, la cual, desde ese momento, empieza a colonizar los intestinos del bebé y aporta así una mayor diversidad a su microbiota intestinal. Cuando esta primera colonización no se realiza adecuadamente, existe un mayor riesgo de padecer en el futuro ciertas enfermedades como la obesidad, las alergias o las enfermedades cardiovasculares.

Cada vez son más numerosas las pruebas que apuntan a la alimentación como uno de los factores más determinantes en la composición de la microbiota intestinal. Por ello, la dieta de las madres durante el embarazo no solo es esencial para su salud, sino que además contribuye al crecimiento y al desarrollo adecuados del recién nacido.

Para este estudio, los investigadores han recabado datos sobre 86 parejas madre-bebé a lo largo del embarazo y llevado a cabo el seguimiento de los bebés durante 18 meses. Han recurrido a tecnologías de secuenciación con las que han analizado muestras de heces de las madres y de los bebés a fin de sacar a la luz perfiles de microbiota intestinal. A partir de ahí, han formado dos grupos: uno con las mujeres con una dieta rica en fibra dietética, ácidos grasos omega-3 y polifenoles, y otro con las madres cuya alimentación basada en un consumo importante de glúcidos, ácidos grasos saturados y proteínas animales.

Los investigadores han observado una mayor presencia de Ruminococcus, un tipo de bacterias que produce butirato en las mujeres con una dieta rica en fibra y demás nutrientes. El butirato es un marcador biológico de la salud intestinal con propiedades aniinflamatorias. Por el contrario, en las mujeres con una alimentación consistente principalmente en glúcidos, ácidos grasos saturados y proteínas animales, han constatado una mayor presencia de Prevotella, una bacteria oral vinculada a un mayor riesgo de enfermedades y complicaciones durante el embarazo. Y lo que es aún más importante, los investigadores han descubierto que los bebés de las madres del segundo grupo presentaban un mayor riesgo de sobrepeso durante los primeros 18 meses.

“Siguiendo las directivas establecidas por la Organización Mundial de la Salud para el índice de masa corporal*, hemos hecho un seguimiento de los bebés de ambos grupos durante 18 meses”, explica María Carmen Collado, investigadora del  Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), España. Según Collado, las diferencias observadas entre los dos grupos demuestran que la dieta de la madre puede afectar a la microbiota intestinal del recién nacido y por tanto, como ya se ha demostrado anteriormente, influye en la primera infancia y la salud en la edad adulta.

“En particular, la fibra, las proteínas vegetales y los ácidos grasos de tipo omega-3 [en la dieta de la madre] tienen un efecto significativo sobre el microbioma del bebé y contribuyen al desarrollo del niño y a su buen estado de salud durante los primeros meses de vida”, añade.

En palabras de los autores, estos resultados constituyen un primer paso en el diseño de estrategias dietéticas específicas para mejorar la composición microbiana intestinal del recién nacido, lo que influirá en su salud futura.

 

*: relación peso/talla

 

REFERENCIA:

García-Mantrana I., Selma-Royo M., Gonzalez S., et al. Distinct maternal microbiota clusters are associated with diet during pregnancy: Impact on neonatal microbiota and infant growth during the first 18 months of life. Gut Microbes. DOI : https://doi.org/10.1080/19490976.2020.1730294