La manera en que la dieta afecta al peso resulta mucho más compleja que lo que se pensaba, por el papel potencial del microbioma intestinal en la absorción de nutrientes, la producción de energía, la inflamación y el metabolismo.

Es ya bien conocido que la dieta influye significativamente  en el microbioma intestinal e investigaciones más recientes han arrojado luz sobre las alteraciones del microbioma intestinal de los individuos obesos respecto a los que tienen un peso normal.

Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de San Francisco dirigido por el Doctor Peter Turnbaugh se ha dedicado a explorar los cambios que se producen en el microbioma intestinal tras seguir una dieta líquida muy baja en calorías (menos de 800 calorías diarias) y cómo afectan estos a la salud de la persona, más allá de la pérdida de peso.

El estudio de Turnbaugh y sus colegas, publicado recientemente en Nature, implicaba a 80 mujeres postmenopáusicas con sobrepeso u obesas, de las cuales un grupo siguió un programa de pérdida de peso bajo supervisión médica consistente en 8 semanas de dieta líquida con calorías muy restringidas, seguidas de 4 semanas de dieta convencional hipocalórica y otras 4 semanas de mantenimiento de peso.  El otro grupo siguió una dieta de control. A continuación, el equipo secuenció muestras fecales de las participantes antes, durante y después del régimen durante un periodo de 16 semanas.

Tal y como se esperaba, la dieta líquida restrictiva provocó una pérdida de peso y cambios metabólicos en la mayoría de las pacientes.  Por ejemplo, en las participantes que siguieron esta dieta se observó una bajada de peso de 14 kg de media y de la adiposidad, que se mantenía todavía en la semana 16.

Además de sus beneficios para la salud metabólica, la dieta muy baja en calorías también provocaba un reducción de la producción de ácidos grasos de cadena corta y un incremento de las bacterias que se alimentan de glicanos, un tipo de polisacáridos, presentes en la dieta líquida baja en calorías.

Asimismo, para determinar el papel de la microbiota intestinal en la pérdida de peso del paciente, los investigadores decidieron transferir muestras fecales de las participantes antes de las 12 semanas del programa de pérdida de peso a ratones de laboratorio que no tenían su propio microbioma. Los ratones perdieron peso y tejido graso como las participantes humanas, a pesar de no haber seguido una dieta baja en calorías, lo que sugiere que el microbioma intestinal del donante desempeñaba un papel esencial en la pérdida de peso. Los científicos creen que esta pérdida de peso se debe a un cambio en el microbioma intestinal que provoca una menor absorción de energía en los alimentos. Sorprendentemente, el equipo de Turnbaugh descubrió que la pérdida de peso iba asociada a mayores niveles de la bacteria patógena  Clostridioides difficile, conocida por ser la causa de diarrea aguda y fuente de numerosas hospitalizaciones.

Curiosamente, a pesar de relacionar la pérdida de peso con niveles más altos de toxinas C.difficile, la colonización de este patógeno no provocaba niveles altos de inflamación, como suele suceder habitualmente. Lo que significa que esta bacteria también podría desempeñar un papel en la alteración del metabolismo.

Pero sin duda lo más destacable es que la dieta provocaba una disminución de las reservas de ácidos biliares. Algunas bacterias intestinales pueden convertir la bilis en sales biliares secundarias que inhiben el crecimiento de C. difficile en el intestino. Los autores creen que la bajada de los niveles de sales biliares en el intestino impide mantener el crecimiento de C. difficile bajo control.

En resumen, a pesar de que una dieta muy baja en calorías puede resultar un método efectivo para perder peso rápidamente, una restricción calórica extrema a largo plazo podría acarrear consecuencias negativas duraderas en el microbioma intestinal y la salud general.

A pesar de que este estudio solo analiza los efectos de un tipo de dieta líquida muy baja en calorías, aporta aclaraciones sobre los efectos negativos potenciales que la restricción calórica puede entrañar en la composición de la microbiota intestinal, con implicaciones para la salud más adelante. Por tanto, los efectos a largo plazo de las dietas como la restricción calórica extrema en la composición de la microbiota intestinal y su función deberían tenerse en cuenta en futuros estudios sobre la obesidad.

 

Referencia: von Schwartzenberg, R.J., Bisanz, J.E., Lyalina, S. et al. Caloric restriction disrupts the microbiota and colonization resistance. Nature 595, 272–277 (2021). https://doi.org/10.1038/s41586-021-03663-4