Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Colorado Boulder sugiere que la exposición a altos niveles de contaminación del aire durante los primeros seis meses de vida puede afectar a la microbiota intestinal de los bebés, aumentando su riesgo de padecer alergias, obesidad, diabetes e influir incluso en el desarrollo del cerebro.
Este es el primer estudio que analiza la relación entre la contaminación atmosférica y el desarrollo de la microbiota intestinal de los bebés y muestra un vínculo entre los contaminantes inhalados, como aquellos generados por el tráfico o la industria, y los cambios en el microbioma intestinal durante los primeros años de vida. Sus resultados se han publicado en Gut Microbes.
«Este estudio se suma al creciente cuerpo de literatura que muestra que la exposición a la contaminación del aire, incluso durante la infancia, puede alterar el microbioma intestinal, con implicaciones importantes para el crecimiento y el desarrollo», explica la autora principal Tanya Alderete, profesora de CU Boulder, en un comunicado de prensa.
Los bebés expuestos a la contaminación tenían en el intestino bacterias relacionadas con enfermedades inflamatorias y metabólicas
De hecho, investigaciones del 2020 del mismo grupo sacaron a la luz un vínculo directo entre los contaminantes del aire y los cambios en adultos jóvenes del sur de California. Ahora, se han centrado en los bebés y sus primeros años de vida, ya que los niños son particularmente vulnerables a la contaminación, al respirar más rápido y encontrarse en un momento de la vida en que su microbiota intestinal se está formando.
Para este experimento, los investigadores analizaron muestras fecales de 103 bebés esencialmente latinos sanos alimentados con leche materna, participantes del Estudio de Leche Materna del sur de California. Para calcular la exposición individual a la contaminación del aire, utilizaron datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos que controla la calidad del aire cada hora. Por lo tanto, pudieron estimar la exposición a partículas finas inhalables de diferentes tamaños (es decir material particulado (PM)2.5, y PM10) y NO2, en gran parte provenientes del tráfico, fábricas, incendios forestales y obras de construcción.
Los investigadores descubrieron vínculos significativos entre los niveles de exposición a los contaminantes del aire y la composición de la microbiota intestinal. Los bebés expuestos a la contaminación tenían en el intestino bacterias relacionadas con enfermedades inflamatorias y metabólicas. Asimismo, los bebés con el nivel más alto de exposición a partículas PM2.5 tenían un 60% menos de bacterias vinculadas a un impacto beneficioso para la salud intestinal, mientras que los bebés más expuestos a las partículas PM10 tenían un 85% más de Dialister, un microbio relacionado con la inflamación sistémica, el cáncer, la esclerosis múltiple y los problemas de salud mental en adultos.
«La exposición a la contaminación del aire se asoció con un perfil microbiano intestinal más inflamatorio, lo que puede contribuir a una gran cantidad de resultados adversos para la salud», añade Alderete.
Aun así, los autores destacan que han encontrado asociaciones y no una relación causa-efecto. Será necesario realizar más estudios para obtener una visión en profundidad de los mecanismos por los cuales la contaminación puede causar cambios en la microbiota intestinal del bebé y si esos cambios tienen consecuencias duraderas para la salud de este a lo largo de su vida.
Lo que está claro, según los autores, es que la edad temprana es un momento crítico y la exposición a la contaminación del aire puede tener un impacto desproporcionado y perjudicial para la salud.
«Se trata de un estudio pionero que examina la relación entre la microbiota intestinal y la exposición ambiental en bebés durante los seis primeros meses de vida, pero todavía es muy preliminar», valora la profesora Mari Carmen Collado, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IATA-CSIC), experta en microbiota intestinal y edad temprana, quien no participó en el estudio.
Según Collado, cabe destacar que la exposición a PM2.5 altera la composición intestinal de Bifidobacterias y Bacteroidetes, «lo cual es realmente importante ya que sabemos que son las bacterias de referencia en los microbiomas de los bebés, vinculadas a beneficios para la salud”. «Sería interesante, por ejemplo, evaluar el impacto de la contaminación del aire en el eje intestino-cerebro, para ver si tiene un efecto en el neurodesarrollo de los bebés». sugiere asimismo Collado.
Los autores del estudio aconsejan amamantar el mayor tiempo posible al bebé como una forma de desarrollar un microbioma saludable, lo cual, según Alderete, puede ayudar a compensar algunos de los efectos adversos de la exposición a la contaminación ambiental.
ARTÍCULO DE REFERENCIA:
Bailey MJ, Holzhausen EA, Morgan ZEM, Naik N, Shaffer JP, Liang D, Chang HH, Sarnat J, Sun S, Berger PK, Schmidt KA, Lurmann F, Goran MI, Alderete TL. Postnatal exposure to ambient air pollutants is associated with the composition of the infant gut microbiota at 6-months of age. Gut Microbes. 2022 Jan-Dec;14(1):2105096. doi: 10.1080/19490976.2022.2105096