Como bien reza el viejo refrán, «una manzana cada día, de médico te ahorraría».  Ahora bien, aún se desconoce cómo afectan exactamente los patrones alimentarios al papel del microbioma intestinal en la regulación de la inflamación.

Se ha demostrado que la dieta influye tanto en los síntomas de la EII como del SII y posiblemente, también en la progresión de estas enfermedades

A pesar de que la dieta es uno de los factores más relevantes a la hora de moldear la composición de la microbiota intestinal, los investigadores siempre han privilegiado el estudio de nutrientes o componentes de los alimentos específicos frente a la dieta de la persona en su conjunto y su papel en la salud y la enfermedad.

Se ha demostrado que la dieta influye tanto en los síntomas de la EII como del SII y posiblemente, también en la progresión de estas enfermedades. Se ha vinculado, por ejemplo, una dieta rica en alimentos con un elevado índice inflamatorio, como carnes procesadas,  azúcares o cereales refinados,  a un riesgo alto de enfermedad de Crohn. Asimismo, otras  recomendaciones alimentarias para gestionar el SII  proponen seguir una dieta baja en FODMAP y evitar ciertos alimentos desencadenantes, pero sin perder de vista que una carencia de alimentos ricos en fibra durante largos periodos podría afectar negativamente al microbioma intestinal. A pesar de todos estos hallazgos, poco se sabe sobre la interacción entre la dieta, la composición de la microbiota intestinal y el papel de las bacterias intestinales en la inflamación y las enfermedades.

A fin de paliar este desconocimiento, un equipo de investigadores de la universidad de Groningen (Países Bajos) y de su centro médico ha realizado un estudio sobre la interacción entre patrones alimentarios a largo plazo, nutrientes específicos y microbiota intestinal con 1.425 sujetos, mediante  formularios sobre su alimentación y el análisis de sus muestras fecales. Los participantes provenían de 4 cohortes diferentes que incluían pacientes de EII, de SII y sujetos sanos.

Los investigadores han identificado 38 asociaciones entre patrones nutricionales y clústeres de bacterias, coherentes tanto en los pacientes de EII y SII como en la población general. Y lo que es más importante, los autores del estudio han revelado que los patrones alimentarios en su conjunto son más determinantes para la salud intestinal general que centrarse en nutrientes específicos.

Otro estudio reciente vinculaba por ejemplo una alimentación rica en pan, legumbres, cereales, fruta, verdura, frutos de cáscara y pescado, alimentos tradicionalmente presentes en cantidades significativas en la dieta mediterránea, a una menor presencia de bacterias inflamatorias y una mayor abundancia de bacterias como Faecalibacterium, productoras de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) , con propiedades antiinflamatorias y un papel protector de la función de la barrera intestinal.

Seguir una dieta occidental, caracterizada por el consumo habitual de comida rápida, azúcares, refrescos y carnes procesadas, lleva aparejada una mayor cantidad de bacterias vinculadas a enfermedades inflamatorias mediadas por inmunidad y a la erosión de la barrera intestinal.

También se ha relacionado la ingesta total de grasas y de carne con bacterias normalmente ubicadas en la boca y en la parte superior del tracto gastrointestinal, vinculadas a enfermedades como la EII, el cáncer colorrectal y la cirrosis hepática. Según los autores, esto se explica porque una dieta rica en grasas podría incrementar el pH en el interior del colon, lo que facilita el crecimiento de bacterias no beneficiosas, comparado con una dieta basada en plantas, que crea un ambiente más ácido en el colon, favoreciendo así el crecimiento de más bacterias antiinflamatorias productoras de AGCC .

A pesar de tratarse de un estudio transversal y por tanto no poder identificar la causa de la asociación entre dieta y composición de la microbiota intestinal, este confirma investigaciones anteriores que revelaban que ciertos patrones alimentarios están coherentemente vinculados con grupos específicos de bacterias que afectan al estado inflamatorio en EII, SII e individuos saludables.

Ciertos patrones alimentarios están coherentemente vinculados con grupos específicos de bacterias que afectan al estado inflamatorio en EII, SII e individuos saludables

En resumen, por mucho que resulte tentador adoptar la dieta del momento o pensar que un componente de la alimentación puede cambiar por sí solo nuestra dieta, no hay ninguna evidencia científica que lo respalde. Sin embargo, estudios recientes sí han demostrado que adoptar una dieta mediterránea basada en plantas es mejor para la salud intestinal y para la inflamación del intestino, gracias a su gran aporte de fibra, polifenoles y ácidos grasos como omega-3, lo que contribuye a una mayor abundancia de bacterias productoras de AGCC con propiedades antiinflamatorias y que protegen la barrera intestinal.

Este estudio prepara el camino para un futuro análisis a largo plazo que nos ayude a entender mejor la relación entre dieta, composición del microbioma intestinal y enfermedad.

 

 

Referencia:

Bolte LA, Vich Vila A, Imhann F, et al. Long-term dietary patterns are associated with pro-inflammatory and anti-inflammatory features of the gut microbiome. 10.1016/S24682021(70)1287-1298.