Que los recién nacidos sean especialmente vulnerables a las infecciones bacterianas no es ni un signo de inmadurez ni un defecto, sino que más bien se podría considerar una virtud. En experimentos con ratones realizados por pediatras del Hospital de Niños de Cincinnati en Estados Unidos, han descubierto que el organismo del recién nacido “desactiva” deliberadamente el sistema inmune durante un período crítico para permitir la invasión de bacterias beneficiosas que colonizan el estómago, la piel, la boca y los pulmones, dando lugar a una mayor diversidad de nuestra microbiota. Este mecanismo serviría para evitar una respuesta inmune excesiva al abandonar el útero y entrar en contacto con diferentes tipos de microbios. Dicho de otro modo, este período de “permisividad” por parte del sistema inmune podría resultar esencial para gozar de una buena salud durante el resto de toda la vida, como hemos explicado anteriormente en este blog.Los investigadores, liderados por el Dr. Sing Sing Way, observaron que por la sangre de los roedores con seis días de vida circulaban abundantes glóbulos rojos con una proteína llamada CD71, muchos más de los que contiene la sangre de un ratón adulto. Estas células parecen tener una función clave: suprimir temporalmente la respuesta defensiva del sistema inmune mediante la producción de una enzima llamada arginasa. Así se evitaría que el cuerpo reaccione negativamente durante el primer contacto con bacterias y hongos. Curiosamente, el cordón umbilical humano también contiene más células con CD71 que la sangre adulta, según revelan los investigadores en la revista Nature.
Si se confirma que el organismo humano cuenta con un mecanismo similar, el estudio podría derivar en algunas aplicaciones prácticas como, por ejemplo, ayudar a tratar algunas de las infecciones de los recién nacidos.