Cada ser humano tiene su propia microbiota intestinal sin la cual no puede vivir. La proporción de las diferentes especies microbianas en el tracto digestivo varía considerablemente entre personas. Nuestros genes influyen en qué microbios intestinales viven en nuestro interior, contribuyendo a la estabilidad de nuestra propia comunidad bacteriana, si bien diversos factores externos modifican nuestra microbiota cada hora y cada semana.
Sin embargo, los científicos se están percatando de que el nombre de las especies microbianas intestinales podría ser menos relevante que lo que hacen por nosotros. Los microorganismos que componen nuestra comunidad deben desempeñar tareas importantes.