Si bien en el transcurso de los últimos diez años numerosos estudios han vinculado el microbioma intestinal a los trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2 (T2D), seguimos sin conocer del todo los mecanismos exactos.

Los niveles de glucosa en sangre y de insulina son marcadores importantes de la salud metabólica general. Cuando consumimos carbohidratos, nuestro páncreas secreta insulina, la hormona que permite que el azúcar (glucosa) penetre en las células de nuestro organismo para proporcionarles energía y regula de esta manera los niveles de azúcar. Los pacientes con enfermedades metabólicas como la T2D padecen resistencia a la insulina: en otras palabras, las células del cuerpo ya no responden bien a la insulina y se produce una elevación de los niveles de azúcar en sangre.

A pesar de haberse demostrado que la actividad física regular es beneficiosa para la salud, por motivos aún desconocidos, muchos individuos no responden al ejercicio o lo hacen negativamente, en términos de sensibilidad a la insulina y equilibrio de la glucemia. 

Cada vez son más numerosos los estudios científicos que sugieren que una microbiota intestinal desequilibrada podría  influir en la resistencia a la insulina en los pacientes de T2D  y que el ejercicio físico tendría efectos positivos en la microbiota intestinal y el metabolismo.  Para confirmar estas hipótesis, Liu y sus colaboradores de la universidad de Hong Kong, en China, reclutaron a 39 hombres prediabéticos con sobrepeso u obesos a fin de estudiar los posibles efectos de la microbiota intestinal en la respuesta metabólica del individuo al ejercicio físico. Se dividió aleatoriamente a los participantes en dos grupos: uno con 12 semanas de ejercicio y otro sedentario.

Al final de las 12 semanas, se clasificó a los participantes prediabéticos en respondientes o no respondientes. También se observaron diferentes grados de respuesta al ejercicio físico en términos de sensibilidad a la insulina y niveles de glucosa en sangre.

Una microbiota intestinal desequilibrada podría influir en la resistencia a la insulina en los pacientes de T2D y que el ejercicio físico tendría efectos positivos en la microbiota intestinal y el metabolismo

Los científicos constataron que el microbioma de los que respondían positivamente al ejercicio albergaba un mayor número de bacterias que sintetizan ácidos grasos de cadena corta, metabolito* antiinflamatorio que regula el equilibrio energético y glucémico.

Por el contrario, el microbioma de los no respondientes se caracterizaba por un incremento en la producción de compuestos como el glutamato, que acostumbran a ser elevados en las personas resistentes a la insulina, así como por una mayor capacidad de producir inflamación. Los no respondientes tenían asimismo un perfil de microbioma intestinal similar al de los sujetos del grupo sedentario.

Este estudio demuestra principalmente que la microbiota intestinal desempeña un papel importante en la respuesta al ejercicio en términos de mejora en la glucemia y la sensibilidad a la insulina.  La eficacia de las intervenciones sobre el modo de vida como la dieta y el ejercicio físico, con el objetivo de mejorar la salud metabólica, varía considerablemente en función del microbioma intestinal de cada individuo. En el futuro, las intervenciones personalizadas sobre el modo de vida deberían centrarse directamente en el microbioma intestinal a fin de mejorar la salud metabólica general.

 

*Metabolito: producto final del metabolismo, generalmente una pequeña molécula con diversas funciones.

Referencia: Liu et al., Gut Microbiome Fermentation Determines the Efficacy of Exercise for Diabetes Prevention. Cell Metabolism, 2019. doi:  10.1016/j.cmet.2019.11.001