¿Por qué es importante cuidar nuestra microbiota intestinal?

Si bien una microbiota intestinal rica y diversa suele estar vinculada a una buena salud intestinal y al bienestar general, las alteraciones en el equilibrio de esta comunidad de microorganismos también se han relacionado con casi todas las enfermedades humanas.

Como un bosque compuesto de una gran variedad de árboles o una biblioteca con una amplia oferta de libros, una microbiota intestinal diversa implica tener diferentes tipos de microorganismos beneficiosos. Al igual que una biblioteca con un solo género literario resulta menos entretenida, cuanto más diversificado sea el gran abanico de microorganismos alojados en nuestro intestino, ¡mejor!

¿Y si repasamos algunas recomendaciones con base científica para mejorar nuestra salud a través de actuar sobre nuestra microbiota intestinal?

 

Mantener una microbiota intestinal saludable es como cuidar el césped de nuestro jardín

Como sucede con la hierba de nuestro jardín, dejar que la microbiota intestinal se recupere espontáneamente tras sufrir algún desequilibrio no es necesariamente la mejor opción.

Aquí tenemos los elementos que nos ayudarán a fomentar una microbiota intestinal saludable:

1) Los prebióticos: actúan como un fertilizante para nuestros microbios intestinales y fomentan el crecimiento de las bacterias intestinales beneficiosas. La mejor manera de nutrir nuestra microbiota intestinal es marcarnos el objetivo de consumir semanalmente 30 alimentos de origen vegetal distintos (incluyendo frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas), naturalmente ricos en fibras prebióticas.

La buena noticia es que la calidad de la dieta (es decir, la diversidad de componentes de los alimentos) es más relevante que la cantidad de calorías en sí para cuidar de nuestra microbiota intestinal, incluso en personas mayores.

2) Los probióticos: ayudan a sembrar el intestino con microbios beneficiosos específicos. Los probióticos son una buena forma de ingerir la cantidad y diversidad apropiadas de microorganismos beneficiosos, principalmente compuestos  por  bacterias, pero también levaduras.

Los científicos han recurrido asimismo a compuestos producidos por microorganismos, liberados por componentes alimentarios o constituyentes microbianos, incluidas células no viables, que tienen el potencial de mejorar salud y bienestar cuando se administran en cantidades adecuadas.  Estos se conocen conjuntamente como postbióticos.

3) Los simbióticos: una combinación de microorganismos vivos y uno o más sustratos utilizados selectivamente por microorganismos del huésped que confiere un beneficio para la salud.

¿Busca usted ideas sencillas para incluir simbióticos en su dieta?  Combine en la misma comida un alimento prebiótico y un alimento fermentado probiótico (yogur con frutos secos y semillas, por ejemplo).

4) La cuarta y última forma de mantener ese césped microbiano intestinal en forma es trasplantar todo el ecosistema microbiano, el equivalente de diseminar nuevas semillas y trasplantar nueva vegetación sobre la hierba dañada por las heladas.  Es importante destacar que para minimizar el riesgo de factores adversos y la transmisión involuntaria de afecciones relacionadas con el microbioma intestinal, este trasplante de microbiota fecal solo debe utilizarse bajo supervisión médica en un hospital (la siembra vaginal  es otro procedimiento sobre el que los médicos han alertado por los peligros potenciales a los que se expone a los bebés).

Los resultados de los trasplantes fecales (también conocidos como bacterioterapia) han obtenido asimismo resultados esperanzadores en el tratamiento de afecciones que no están relacionadas directamente con el intestino, como la obesidad.  Se ha prestado una especial atención al estudio del  tratamiento de infecciones causadas por Clostridioides difficile que no responden a los antibióticos. Hoy en día, esta  superbacteria se considera una amenaza para la salud pública, por ser  causa  de aproximadamente medio millón de enfermedades y miles de muertes anuales solo en Estados Unidos.

Los científicos también han comenzado a trabajar en nuevos tratamientos alternativos al trasplante de microbiota fecal para restaurar la diversidad del microbioma intestinal y reducir el riesgo de infección por C. difficile. Por ejemplo, se ha analizado la administración al intestino de un cóctel de microbios específicos previamente sometidos a controles de calidad adecuados, como medio para superar las complicaciones de los trasplantes de microbiota fecal como la sepsis.

 

¿Qué nos depara el futuro?

Nuestro ecosistema microbiano interno, al igual que cada individuo, es único.  Esto ha empujado a los científicos a explorar formas personalizadas de cuidar la salud intestinal.

En el futuro, tendremos a nuestra disposición nuevos probióticos aparte de los ya conocidos  Lactobacillus  y  Bifidobacterium.  Entre ellos, la Akkermansia muciniphila  inactivada por calor  por ejemplo, que nos permitiría aliviar  los síntomas del síndrome metabólico en personas con sobrepeso u obesas.

Los científicos buscan además averiguar qué bacterias intestinales específicas están vinculadas a la adhesión a patrones dietéticos saludables, como medio para potenciar las bacterias beneficiosas de la microbiota con el consumo de alimentos concretos.

Por ahora, para nutrir nuestra microbiota intestinal tenemos a nuestro alcance el consumo de probióticos, prebióticos o una combinación de los dos. En el futuro, la ciencia ayudará a dar con las mejores recetas para contribuir a satisfacer las necesidades individuales de nutrientes pero también las demandas de nuestra microbiota intestinal para conseguir prevenir y tratar mejor las enfermedades crónicas.

 

 

Referencias:

Wargo JA. Modulating gut microbes. Science. 2020; 369(6509):1302-1303. doi: 10.1126/science.abc3965.

McDonald D, Hyde E, Debelius JW, et al. American Gut: an open platform for citizen science microbiome research. mSystems. 2018; 3(3):e00031-18. doi: 10.1128/mSystems.00031-18.

Cani PD, Van Hul M. Mediterranean diet, gut microbiota and health: when age and calories do not add up! Gut. 2020; 69(7):1167-1168. doi: 10.1136/gutjnl-2020-320781.

Hill C, Guarner F, Reid G, et al. Expert consensus document. The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2014; 11(8):506-514. doi: 10.1038/nrgastro.2014.66.

Collado MC, Vinderola G, Salminen S. Postbiotics: facts and open questions. A position paper on the need for a consensus definition. Benef Microbes. 2019; 10(7):711-719. doi: 10.3920/BM2019.0015.

Swanson KS, Gibson GR, Hutkins R, et al. The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP) consensus statement on the definition and scope of synbiotics. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2020; 17(11):687-701. doi: 10.1038/s41575-020-0344-2.

Centers for Disease Control and Prevention. What is C. diff? Available: https://www.cdc.gov/cdiff/what-is.html.