Es de sobra conocido que los probióticos son bacterias con efectos beneficiosos sobre la salud. Además, para que las cepas sean calificadas de probióticos, sus efectos beneficiosos para el huésped deben haberse demostrado científicamente. Probablemente haya comprado alguna vez productos fermentados que contienen probióticos, pero ¿sabía usted que existen numerosos tipos de probióticos y que estos, a pesar de tener muchas propiedades en común, difieren en los beneficios que aportan a la salud?

En líneas generales, los probióticos contribuyen a que el sistema inmunitario funcione correctamente, entre otras cosas, enseñándole a distinguir entre bacterias beneficiosas y patógenas. Los probióticos ayudan a la digestión de ciertas fibras, produciendo unas moléculas beneficiosas para la salud denominadas ácidos grasos de cadena corta. Por otra parte, también producen ciertas vitaminas (K y B) que el ser humano no puede fabricar por sí solo.

¿Cuáles son sus beneficios específicos más conocidos? Los probióticos contribuyen a restaurar la microbiota intestinal o vaginal después de un tratamiento antibiótico. Son muy útiles para la prevención de algunas infecciones comunes como las respiratorias o para paliar algunos trastornos digestivos cotidianos o causados por los viajes. Son asimismo recomendables en caso de cólicos o eccema en niños. Por último, facilitan la digestión de la lactosa.

Pero no hay que olvidar que cuando se opta por un tratamiento probiótico, es importante tener claro cuál es el efecto deseado para la salud, y elegir así el producto que contenga la(s) cepa(s) más adecuada(s).

Para más información al respecto, consulte la infografía de la ISAPP (Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos)