El papel primordial del intestino en la salud es indiscutible: además de la digestión y la absorción de nutrientes, cumple una función de barrera, de filtro encargado de seleccionar lo beneficioso para el organismo y “desechar” lo nocivo. Estudios recientes han revelado la importancia de la microbiota intestinal para la salud intestinal y han corroborado que la dieta sigue siendo uno de los medios más eficaces para influir en el equilibrio entre los diferentes microbios intestinales.

No sorprende por tanto que la salud intestinal figurara en el programa de la 40 edición del congreso de la Federación Europea de Asociaciones de Dietistas (EFAD por sus siglas en inglés) que tuvo lugar en Rotterdam en septiembre de 2018. En efecto, los dietistas nutricionistas se encuentran en una posición privilegiada en un campo que se sitúa entre la medicina, la nutrición y el estilo de vida. Sin embargo, tal y como expuso durante su presentación Christina Katsagoni, responsable de la red europea de dietistas especializados en gastroenterología (ESDN por sus siglas en inglés) de EFAD, quedan numerosas preguntas en el aire.

Y entre ellas:

  • ¿Cómo ofrecer medios a los pacientes para mejorar su salud intestinal?
  • ¿Cuál es el papel reservado a los dietistas? ¿Cómo pueden los dietistas convertirse en los embajadores de la salud intestinal?
  • ¿Cuánto se sabe sobre la función de los alimentos (incluidos probióticos y prebióticos) en la gestión de los trastornos gastro-intestinales?
  • ¿Cómo trasladar las pruebas científicas a la práctica diaria?
  • ¿Cómo identificar las informaciones basadas sobre pruebas científicas y distinguirlas de las erróneas?
  • ¿Cuál es la mejor manera de transmitir los mensajes sobre la importancia de la salud intestinal a los pacientes?

 

Maria Gustafsson (Suecia) y Kevin Whelan (Reino Unido) trataron de dar respuesta a estas preguntas durante sus presentaciones.

Maria Gustafsson, dietista, consultora especializada en nutrición y salud, recordó que estamos sometidos a factores que influyen en nuestra salud y en particular, en el estado de nuestra microbiota intestinal. Si bien tenemos escaso, o incluso nulo control sobre algunos de esos factores como el tipo de parto (cesárea), el envejecimiento, el estrés, o el uso de antibióticos, otros factores como la dieta y el estilo de vida sí dependen de nuestras elecciones. «Una dieta variada es un medio tradicional y natural de asegurarse un funcionamiento óptimo de los intestinos», explicó Gustafsson, quien también señaló que consumir alimentos que contengan probióticos y/o prebióticos ayuda a preservar el equilibro y la resiliencia de la microbiota intestinal.

«Una dieta variada es un medio tradicional y natural de asegurarse un funcionamiento óptimo de los intestinos», explicó la dietista María Gustafsson

El profesor Kevin Whelan, jefe del departamento de Ciencias Nutricionales del King’s College de Londres, centró su alocución en el impacto de la microbiota intestinal en el síndrome del intestino irritable (SII) y el papel de la dieta, más concretamente de los probióticos y prebióticos y del régimen bajo en FODMAP. El SII supone un grave problema de salud pública en el Reino Unido, donde afecta del 5 al 10 % de la población. Las estrategias nutricionales científicamente documentadas se decantan por recurrir en primer lugar a los suplementos probióticos y prebióticos. La segunda opción, la dieta baja en FODMAP, que consiste en limitar la ingesta de carbohidratos fermentables, mejora los síntomas del SII, pero presenta el inconveniente de reducir la cantidad de Bifidobacterias, unas bacterias beneficiosas, en el intestino. Una combinación de suplementos probióticos/prebióticos y de dieta baja en FODMAP podría ser un medio eficaz de paliar los síntomas, sin afectar a la diversidad de la microbiota. Pero esto queda aún por demostrar.

Numerosas organizaciones médicas y científicas concuerdan en recomendar el uso de probióticos, especialmente en la gestión de los trastornos intestinales menos graves y en las enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario. Y aquí es donde deberían entrar en juego los dietistas, elaborando recomendaciones personalizadas para los pacientes que deseen mejorar su salud intestinal a través de su dieta, su estilo de vida y con la ayuda de suplementos probióticos o prebióticos.