La prevalencia de las alergias ha aumentado considerablemente a escala mundial. De hecho, es más que probable que en su entorno alguien padezca asma, eccema, alergia a ciertos alimentos o fármacos o incluso anafilaxia (reacción alérgica grave que afecta a varios órganos). Esta situación ha empujado a varios equipos de científicos del mundo entero a lanzarse en busca de nuevas soluciones para tratar, o incluso prevenir, las enfermedades alérgicas mediante la microbiota intestinal.

Numerosos estudios ya han puesto de manifiesto los vínculos entre los microbios intestinales del niño en desarrollo y diversas manifestaciones alérgicas. La pregunta que se plantea ahora es la siguiente: ¿la microbiota intestinal de los primeros meses de vida puede determinar qué niños padecerán asma más adelante, lo cual permitiría intervenir antes de que se manifieste la alergia?

Los estudios se centran en dos vertientes principales: valor predictivo y acciones que modifiquen la microbiota intestinal

En el caso concreto del asma, ya se está vislumbrando un determinado patrón: los niños que carecen de ciertos grupos bacterianos esenciales durante sus 100 primeros días de vida son más proclives a padecer asma a la edad de tres años.

Dos estudios recientes han aportado nuevas perspectivas sobre la microbiota intestinal y las enfermedades alérgicas.

El primero de estos estudios se basó en un gran abanico de enfermedades alérgicas. A partir de una cohorte existente, los investigadores seleccionaron dos grupos de niños chinos, uno compuesto de niños que padecían enfermedades alérgicas (eccema, rinitis alérgica, asma o alergias alimentarias) y el segundo, de niños sin ningún trastorno alérgico. Al estudiar la composición de los microbios de los niños, los científicos se percataron de que un ratio elevado Klebsiella/Bifidobacteria a los tres meses iba asociado a un mayor riesgo de alergias a los tres años de edad.

Los niños que carecen de ciertos grupos bacterianos durante sus 100 primeros días de vida son más proclives a padecer asma a corta edad

Mientras ciertos investigadores centran sus estudios en el valor predictivo de la microbiota intestinal de los niños alérgicos a edad temprana, otros se vuelcan en las intervenciones que pueden modificar la microbiota intestinal con el objetivo de influir sobre las enfermedades alérgicas. Tal es el caso del segundo estudio (aleatorizado controlado), para el que los investigadores alimentaron a dos grupos de niños, que se sospechaba eran alérgicos a la leche de vaca, con una leche maternizada hipoalergénica enriquecida con un prebiótico (fructooligosacárido) y un probiótico (Bifidobacterium breve M-16V) combinados para obtener un «simbiótico». Administraron asimismo este tipo de leche, pero sin simbióticos, a otro grupo de bebés alérgicos. A continuación, los investigadores compararon la microbiota fecal de los dos grupos con la de un grupo de control de niños sanos, alimentados con leche materna. Constataron que los niveles de bacterias fecales de los niños que habían consumido la leche maternizada con el simbiótico eran más similares a los del grupo de control. Sin embargo, y a pesar de haber comprobado un incremento real en el número de bifidobacterias entre los componentes del grupo «simbiótico», su impacto en la evolución de la enfermedad sigue sin demostrarse.

Estos dos estudios, si bien con enfoques diferentes, coinciden en que ambos sostienen la teoría de que la microbiota intestinal inicial debería tenerse en cuenta para prevenir y tratar las enfermedades alérgicas.

 

 

Referencias:

Candy DCA, Van Ampting MTJ, Nijhuis MMO, et al. A synbiotic-containing amino-acid-based formula improves gut microbiota in non-IgE-mediated allergic infants. Pediatric Research. 2017. doi:10.1038/pr.2017.270

Low JSY, Soh S-E, Lee YK, et coll. Ratio of Klebsiella/Bifidobacterium in early life correlates with later development of paediatric allergy. Beneficial Microbes. 2017. 8(5) : 681 ; -695 :