Si bien existe un creciente interés por el papel de la dieta en el comportamiento, los estudios actuales han arrojado resultados inconsistentes a la hora de designar directamente al microbioma intestinal como la causa de ciertos comportamientos como la ansiedad, la depresión y el comportamiento autista. Un estudio reciente trata de abordar la cuestión de si el microbioma intestinal está directamente relacionado con los trastornos del espectro autista.

Los alimentos son una fuente de componentes, entre ellos los nutrientes, que refuerzan el sistema inmunitario y ofrecen una buena defensa contra los patógenos. La calidad de la dieta no solo es importante en estos momentos para protegernos contra la COVID-19 grave, sino también para mejorar la eficacia de la vacuna contra la COVID-19, particularmente en ciertos grupos de riesgo.

Probablemente habrá escuchado más de una vez que una composición alterada de la microbiota intestinal va acompañada de una amplia gama de enfermedades intestinales y extraintestinales. En este artículo presentamos cuáles son las cuatro mejores formas de cuidar nuestra microbiota intestinal según la comunidad científica.

La microbiota intestinal está expuesta a diario a una serie de factores que la modifican, siendo la dieta uno de los más importantes. Nuevos hallazgos del American Gut Project revelan que el origen del agua que bebemos se encuentra entre los factores clave que contribuyen a explicar la variación de la microbiota intestinal.

El término “simbiótico”, menos conocido que los de “probiótico” y “prebiótico”, surgió en 1995. En 2019, un grupo de científicos se reunió para proponer una nueva definición. Descubra por qué los simbióticos son más que la mera combinación probiótico-prebiótico y lo que pueden aportar a nuestra salud.