Cuando comemos, estamos alimentando a la enorme comunidad de microbios que viven en el intestino y que pueden influir en los niveles de glucemia

Los cambios en el estilo de vida que implican tanto a la dieta como a la actividad física son el primer paso para controlar la diabetes tipo 2. Si bien los científicos habían deducido en el pasado que los beneficios de los cambios en el estilo de vida dependían en gran medida de cómo los alimentos afectaban a la glucosa en la sangre, no fue hasta hace poco cuando se observó la participación de los microbios intestinales.

La estrecha conexión entre el microbioma intestinal y el control de la glucosa en sangre surge de la implicación de nuestros habitantes intestinales a la hora de:

  • decirnos qué comer, fabricando pequeñas proteínas bastante similares a hormonas como la grelina, que regulan el apetito.
  • influir en el equilibrio entre las respuestas pro y antiinflamatorias en el sistema inmunitario, que se encuentra en su mayoría en el intestino delgado.
  • afectar a la velocidad de absorción de la glucosa en el intestino.

En ocasiones, los microbios intestinales están involucrados en el control de la glucosa en sangre y los trastornos metabólicos relacionados. Otras veces, los microbios intestinales fermentan las fibras dietéticas y los prebióticos en múltiples compuestos pequeños, incluidos los ácidos grasos de cadena corta que pueden disminuir la glucosa en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina, lo cual lleva a un mejor control del metabolismo de la glucosa.

 

¿Modificar la microbiota intestinal de una persona podría ayudar a prevenir o controlar mejor la diabetes tipo 2?

La microbiota intestinal de las personas con diabetes tipo 2 está alterada, ya que le faltan bacterias beneficiosas y le sobran bacterias potencialmente problemáticas con funciones proinflamatorias. Esto ha llevado a los científicos a explorar la gestión dietética individualizada de pacientes con diabetes tipo 2 basada en características personales, incluida su microbiota intestinal. La composición de la microbiota intestinal también se puede utilizar como instrumento para proporcionar un diagnóstico precoz de la diabetes tipo 2.

Si bien las intervenciones dirigidas al microbioma intestinal alterado, como una mezcla compleja de fibras dietéticas, parecen prometedoras para mejorar las enfermedades metabólicas, es demasiado pronto para recomendar probióticos específicos solos o combinados con fibras prebióticas para el tratamiento de la diabetes tipo 2.

Sin embargo, cabe destacar que para controlar el azúcar en la sangre es eficaz y seguro aumentar la cantidad y variedad de verduras, frutas, legumbres y nueces en la dieta.

En esta entrevista con motivo del 10º aniversario de GMFH, el  Dr. Stéphane Schneider, profesor de nutrición, gastroenterólogo e investigador de la Universidad Côte d’Azur y del Hospital Universitario de Niza, nos cuenta un poco más sobre la conexión entre el microbioma intestinal y la diabetes tipo 2 y cómo podemos sacar provecho de nuestra comunidad interna de bacterias para prevenir o controlar mejor la diabetes tipo 2.




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