En la cebra que corre por su vida o el león que persigue a su próxima comida, los mecanismos de respuesta psicológica del organismo están perfectamente adaptados a las situaciones puntuales de emergencia… Cuando una persona sufre ansiedad por una situación de estrés, desencadena las mismas respuestas fisiológicas, lo que puede resultar desastroso en caso de volverse crónicas.

— Robert M. Sapolsky en « Why zebras don’t get ulcers » (Por qué las cebras no tienen úlceras)

¡Qué especie tan curiosa, el ser humano! La percepción de nuestro cerebro puede determinar nuestras enfermedades. En el caso de las cebras, esto no tiene sentido: una vez desaparecido el peligro, se acabó. Los temores y preocupaciones del Homo sapiens, sin embargo, parecen no abandonarlo nunca y los efectos en su comportamiento son reales.

Los profesionales de la salud saben que el estrés crónico no es un elemento aislado, sino que está estrechamente vinculado a la obesidad y a los trastornos del comportamiento como la ansiedad y la depresión. Por su parte, los científicos han descubierto que obesidad, trastornos de la alimentación, estrés y microbiota intestinal también están relacionados. En general, un individuo obeso tiene tendencia a presentar niveles elevados de estrés crónico y de depresión. Puede asimismo sentirse atraído por los alimentos calóricos. Sin embargo, es difícil determinar dónde empieza el ciclo y cómo romperlo. ¿Si se combate el estrés, se reduce la necesidad de comer alimentos «reconfortantes», contribuyendo así a que la persona adelgace? O por el contrario: ¿la pérdida de peso mejora el humor y la autoconfianza del individuo, lo cual disminuye su estrés? ¿Es posible dar respuesta a estas preguntas gracias a la microbiota intestinal?

El estrés crónico no es un elemento aislado, sino que está asociado a la obesidad, la ansiedad y la depresión

Investigadores de China y de Estados Unidos han tratado recientemente de dar una solución a este dilema. Sus hallazgos (en roedores) sugieren que la reacción a factores de estrés idénticos podría variar en función del sexo.

Durante sus experimentos, alimentaron normalmente a varios grupos de ratones, para a continuación someter a algunos de ellos a una alimentación rica en grasa, volviéndolos obesos. A continuación, expusieron a todos los roedores a diferentes fuentes de estrés leve (lecho húmedo, jaulas inclinadas, sacudidas de las jaulas y nadar en agua fría) y observaron su conducta, así como la evolución de la composición de su microbiota intestinal durante todo el proceso.

Antes de comenzar el experimento, la composición de la microbiota intestinal de los machos difería de la de las hembras. Sin embargo, todos los roedores experimentaron cambios drásticos en su microbiota intestinal en cuanto comenzaron a consumir alimentos ricos en grasa. Todos ellos engordaron de forma similar y las microbiotas de los machos y de las hembras empezaron a asemejarse. Pero cuando los científicos sometieron a los ratones a los factores de estrés, las microbiotas de las hembras y de los machos reaccionaron de forma distinta, volviendo a diferenciarse.

La microbiota intestinal, la obesidad, los trastornos de alimentación y el estrés se encuentran estrechamente ligados entre sí

¿Y qué sucedía con su comportamiento? Los machos que seguían un régimen rico en grasa, al enfrentarse al estrés, presentaban más signos de ansiedad y su actividad disminuía, cosa que no sucedía con las hembras que se encontraban en la misma situación. Sin embargo, las hembras delgadas que seguían una dieta normal sí parecían verse afectadas por el estrés: la composición de su microbiota se alteraba y tendía a parecerse a la del de las hembras obesas sometidas a una dieta rica en grasas.

Los investigadores desconocen aún si sus hallazgos son igualmente válidos para el ser humano. Pero en cualquier caso, para dilucidar los vínculos entre dieta, estrés y obesidad, deberán tener en cuenta la microbiota intestinal y no podrán de ninguna manera presuponer que estos tres factores afectan de igual manera a hombres y mujeres. Serán necesarios nuevos estudios para determinar las actuaciones mejor adaptadas a cada individuo, ya sea hombre o mujer.

Referencias:

Bridgewater LC, Zhang C, Wu Y, y otros. Gender-based differences in host behavior and gut microbiota composition in response to high fat diet and stress in a mouse model. Scientific Reports. 2017 ; 10776. doi:10.1038/s41598-017-11069-4