La microbiota intestinal está relacionada con muchos aspectos de nuestra salud, y varios estudios han mostrado una microbiota intestinal desequilibrada, también llamada disbiosis, en conjunto con diversas enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad del intestino irritable.

Se sabe que una dieta diversa es mejor para la salud intestinal y promueve una composición equilibrada de la microbiota intestinal. En línea con esto, la dieta mediterránea parece ser la más beneficiosa en comparación con las dietas restrictivas como las dietas veganas, cetogénicas, sin gluten y bajas en FODMAP, así como la dieta occidental moderna. Esto se debe a que la dieta mediterránea incluye alimentos que contienen componentes beneficiosos para la microbiota intestinal. Además, se ha demostrado que las dietas de eliminación a largo plazo, como las dietas cetogénicas y sin gluten, disminuyen la diversidad bacteriana en el intestino.

Una revisión de Rinninella y sus colegas, en Nutrients, analiza una nueva investigación sobre cómo ciertas dietas, así como los componentes y aditivos alimentarios, afectan la composición de la microbiota intestinal y señala los siguientes componentes alimentarios que desempeñan un papel importante:

Fibra

Los prebióticos son un tipo de fibra que sirve como alimento para bacterias beneficiosas que también pueden producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC) beneficiosos. El butirato, por ejemplo, es un AGCC que juega un papel importante en el mantenimiento de la barrera intestinal y la función inmunológica adecuadas.

Micronutrientes

Aunque la microbiota intestinal puede sintetizar varias vitaminas B y vitamina K, otros micronutrientes consumidos a través de la dieta también pueden afectar la composición de la microbiota intestinal.

Por ejemplo, la vitamina D puede afectar positivamente la composición de la microbiota intestinal al aumentar las bacterias beneficiosas como Lacnobacterium, que se ha asociado con la modulación de la respuesta inmune y la incidencia de asma y enfermedades alérgicas.

También se ha descubierto que el microbioma intestinal desempeña un papel en la síntesis de betacaroteno que, por tanto, regula sus efectos antioxidantes.

Por otro lado, aunque niveles suficientes de hierro y zinc apoyan los procesos fisiológicos que impactan en la microbiota intestinal, una cantidad excesiva de estos minerales parece promover la colonización de bacterias patógenas en el intestino, como Clostridium difficile.

Polifenoles

Además de las vitaminas y los minerales, los polifenoles que se encuentran en miles de alimentos vegetales, como frutas, verduras, hierbas y cacao, promueven una mayor abundancia de bacterias beneficiosas, y algunos polifenoles también ejercen actividad prebiótica. Además, las bacterias intestinales también aumentan la biodisponibilidad de los polifenoles beneficiosos para que puedan ejercer sus beneficios para la salud.

Ácidos grasos esenciales

Omega 3: estas grasas poliinsaturadas se encuentran principalmente en los pescados grasos y se ha descubierto que aumentan los niveles de bacterias beneficiosas que producen compuestos antiinflamatorios y butirato.

Omega 9: estos ácidos grasos monoinsaturados se encuentran, por ejemplo, en el aceite de oliva virgen extra, un alimento básico de la dieta mediterránea. No parecen tener un impacto en la diversidad o riqueza, en particular entre Bacteroidetes y Firmicutes, pero sí parecen tener un impacto a nivel de género (en particular bacterias de los géneros Parabacteroides, Prevotella y Turicibacter).

 

Conclusión

Como era de esperar, una dieta rica en fibra, frutas y verduras promueve una composición saludable de la microbiota intestinal y del intestino. El consumo de una dieta occidental con alto contenido de azúcar, grasas, sal y aditivos alimentarios puede provocar una disminución de las bacterias beneficiosas, lo que podría aumentar la permeabilidad intestinal y la inflamación.

En comparación con las dietas restrictivas y de eliminación, la dieta mediterránea parece ser el estándar de oro para respaldar una composición de microbiota intestinal saludable porque incluye un equilibrio entre todos los grupos de alimentos. Seguir una dieta no restrictiva que incluya una variedad de alimentos integrales ricos en fibra y nutrientes es más importante que concentrarse en un solo nutriente para la microbiota intestinal y la salud en general. En el futuro, los análisis de microbiomas podrían determinar decisiones nutricionales personalizadas para optimizar la salud intestinal y general.

 

Referencia: Rinninella E. et al. Food components and dietary habits: Keys for a healthy gut microbiota composition. Nutrients; 2019: 11, 2393; doi:10.3390/nu11102393