Comida rápida, microbios intestinales, bebidas azucaradas, trabajo de oficina: a lo largo de los años, a la obesidad se le han atribuido causas de lo más diversas. Un libro de la editorial Time-Life de 1967 sobre alimentación y nutrición apuntaba incluso, entre otros factores, a los automóviles. En opinión de los autores, «con la llegada del automóvil ya prácticamente nadie camina. Esta disminución del ejercicio físico, que reduce las necesidades calóricas, no ha ido siempre acompañado de la correspondiente disminución del apetito».

Obviamente, no se puede achacar a los coches la duplicación de los casos de obesidad a escala mundial desde 1980. En realidad, aún queda mucho por averiguar sobre la razón por la que las personas engordan. La obesidad es un trastorno complejo, y en la actualidad sabemos que una definición tan sencilla como «un consumo excesivo de calorías» no es suficiente para explicar este fenómeno. Numerosos son los médicos que le confirmarán que algunos de sus pacientes, a pesar de una buena alimentación y la práctica regular de ejercicio, no consiguen controlar su peso.

Cada vez existen más pruebas científicas que sugieren que la obesidad es, en parte, una enfermedad inflamatoria—es decir, provocada por una actividad deficiente del sistema inmunitario. Los individuos obesos presentan anomalías inmunitarias: sus macrófagos (células del sistema inmunitario especializadas que engullen y destruyen otras células) predominantes en el tejido adiposo del organismo difieren de los de los individuos delgados. Y parte de esa estrecha relación entre el sistema inmunitario y el metabólico podría tener que ver con la microbiota intestinal.

Cada vez existen más pruebas científicas que sugieren que la obesidad es, en parte, una enfermedad inflamatoria

Una de las teorías actuales sobre los mecanismos que conducen a la obesidad, que ya ha sido respaldada por modelos animales y en humanos, implica tanto a la microbiota intestinal como a procesos inflamatorios. Según esta teoría, un elemento clave en el desencadenamiento de la obesidad sería la permeabilidad de la barrera intestinal — la capa de células del intestino que normalmente controla qué sustancias penetran más a fondo en el organismo. La permeabilidad parece producirse cuando en el intestino se reduce el número de las moléculas encargadas de ordenar que la barrera se mantenga firmemente sellada. Si la  barrera se agrieta, grandes moléculas encontradas en las membranas externas de ciertas bacterias denominadas lipopolisacárido (LPS para abreviar) la atraviesan y comienzan a circular por todo el cuerpo, provocando así que el sistema inmunitario secrete unas proteínas mensajeras que inician la cascada de reacciones que conducen a la inflamación (esto es, citoquinas). La inflamación crónica de bajo grado desencadena efectos metabólicos, incluyendo la alteración del metabolismo de la glucosa y la absorción de grasa, con la obesidad como resultado final.

La comunidad microbiana intestinal, cercana a la barrera intestinal, parece alterarse cuando se produce la inflamación causada por el LPS. La microbiota intestinal podría participar en la aparición del proceso inflamatorio o por el contrario, cambiar una vez que el proceso ha comenzado. Actualmente, investigaciones en curso estudian si se trata de una causa o de una consecuencia. También resta por determinar en qué circunstancias un factor del estilo de vida (como una dieta alta en grasa) puede ser suficiente para desencadenar todas estas reacciones en el cuerpo humano.

A medida que se desvela la teoría mecánica de la obesidad, se está produciendo un cambio esencial en la forma de considerar esta enfermedad. La obesidad no puede explicarse de forma simplista como una enfermedad causada por el uso exceso del automóvil o incluso por la ingestión de demasiadas calorías. En una reciente declaración de posición, un grupo de endocrinólogos proponía el término «enfermedad crónica basada en la adiposidad» (ABCD por sus siglas en inglés) como alternativa a obesidad, en parte para reducir el estigma inherente a esta última palabra.  Está claro que el estilo de vida es importante, pero hoy somos testigos de que la obesidad es algo que les ocurre a las personas, como las alergias, la enfermedad de Crohn o la artritis. La microbiota intestinal podría ayudarnos a descubrir cómo se produce esto exactamente.