20131El año que está a punto de concluir ha sido especialmente intenso para las investigaciones acerca de las bacterias presentes en nuestro cuerpo. Desde Estados Unidos hasta Asia, pasando por Europa, numerosos equipos de investigación se han volcado sobre este tema en un esfuerzo por averiguar cómo se relaciona la microbiota con la salud, el comportamiento, distintas enfermedades o la nutrición. Y lo cierto es que, a medida que los descubrimientos avanzan, las posibles implicaciones de las bacterias intestinales en nuestro bienestar parecen multiplicarse.

 Sin ir más lejos, este año se han estudiado las interacciones entre la microbiota y diferentes patologías como el cáncer y el autismo, lo que podría ayudar a encontrar nuevas formas de combatirlas en el futuro. Las investigaciones han mostrado también que nuestro comportamiento también puede verse condicionado por la flora intestinal, dado que tanto la depresión como la ansiedad podrían estar relacionadas con alteraciones en su composición.

La frase “somos lo que comemos” tiene hoy más sentido que nunca a la luz de los nuevos estudios que relacionan la dieta y la microbiota. Nutricionistas y gastroenterólogos de todo el mundo coinciden en admitir que la estructura y las funciones de la comunidad bacteriana intestinal puede verse modificada por los alimentos que consumimos. Se ha demostrado, por ejemplo, que los alimentos ricos en fibra, como las frutas y verduras, tienden a aumentar la diversidad bacteriana, mientras que el abuso de carnes rojas o procesadas puede cambiar la composición de la microbiota favoreciendo el desarrollo de enfermedades del corazón.

Y no solo la dieta influye en la composición de la microbiota. Esta depende asimismo de la edad, del género y del ejercicio físico. Investigadores que participan en el American Gut Project mostraron recientemente datos de la microbiota de miles de individuos que confirman la práctica e intensidad del ejercicio físico pueden marcar la diferencia en lo que a la composición de la flora intestinal se refiere.

También los medicamentos que tomamos nos afectan. Un estudio español publicado en la revista Gut, ha demostrado que los tratamientos con antibióticos provocan una disminución de la diversidad de la microbiota intestinal, que alcanza su mínimo 11 días después del inicio de la terapia. En los últimos meses han dado mucho que hablar también los trasplantes de microbiota, especialmente después de que científicos estadounidenses demostraran su efectividad como tratamiento para los pacientes que sufren de infecciones recurrentes por Clostridium difficile.

A la vista de estas investigaciones podríamos decir que estemos asistiendo a una transición de la “era del genoma” a lo que podríamos bautizar como la “era del microbioma”. Y todo apunta a que el interés en este ámbito continuará creciendo y que en los próximos doce meses. Incluso el Día Mundial de la Salud Digestiva de la Organización Mundial de Gastroenterología de 2014 se dedicará a este tema bajo el lema: “La microbiota intestinal: un factor importante para la salud y la enfermedad”.

Desde nuestro blog seguiremos informando sobre estas novedades y todas aquellas noticias que nos ayuden a entender mejor cómo funciona la gran comunidad bacteriana que habita nuestros intestinos.

¡Feliz 2014!