Los investigadores han comenzado a estudiar cómo puede la microbiota intestinal contribuir a la protección frente a la COVID-19 o, por el contrario, al incremento del riesgo de contraer una forma más grave de la enfermedad. Sus conclusiones podrían resultar de suma relevancia en la prevención de la elevada tasa de mortalidad en personas mayores, especialmente aquellas ingresadas en residencias.

La microbiota intestinal, gracias a su estrecha relación con el metabolismo y el sistema inmunitario, constituye uno de los centros neurálgicos de nuestra salud, una posición que la coloca en mitad de los procesos que influyen en el riesgo de contraer enfermedades.

Los científicos creen que la microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en los efectos positivos de la fibra para la salud, gracias fundamentalmente a los ácidos grasos de cadena corta (AGCC).

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