Todos los días, vemos anuncios publicitarios que alaban los múltiples beneficios de los probióticos para la salud y especialmente para la salud digestiva. Sin embargo, cabe preguntarse si los probióticos son realmente efectivos. Un nuevo estudio publicado en la revista Gastroenterology acaba de revelar que un probiótico determinado puede contribuir a tratar los sí­ntomas de depresión en los individuos que padecen un trastorno gastrointestinal muy común: el síndrome del intestino irritable (o SII).

El SII, uno de los trastornos intestinales más habituales a escala mundial, afecta a alrededor del 10 % de la población, y las personas que padecen SII muestran a menudo sí­ntomas psiquiátricos como depresión o ansiedad. Hoy por hoy, las causas concretas del SII y de los síntomas psiquiátricos vinculados siguen siendo confusas. Sin embargo, numerosos científicos creen que el conjunto de las bacterias residentes en el intestino, denominado «microbiota», desempeña un papel primordial en la aparición de estas enfermedades.

Este nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad McMaster (Canadá¡), ha sacado a la luz un vínculo entre un probiótico y la mejora del humor de enfermos de SII. Viene así­ a reforzar las teorí­as que sugieren que las bacterias intestinales pueden comunicarse con el cerebro para influir en el humor y el comportamiento.

El estudio refuerza las teorí­as que sugieren que las bacterias intestinales pueden comunicarse con el cerebro para influir en el humor y el comportamiento

Para estas investigaciones, los científicos se basaron en 44 sujetos con SII, que padecí­an asimismo depresión y ansiedad de ligeras a moderadas. Durante seis semanas, procedieron a administrar dosis del probiótico a la mitad de los sujetos, y un placebo al resto (tratamiento inactivo). A continuación, cada sujeto debía contestar a unos formularios a fin de medir su nivel de ansiedad y de depresión, así­ como sus síntomas gastro-intestinales. Al cabo de seis semanas, en el 64 % de los pacientes a los que se les habí­a suministrado el probiótico B. longum se observaba una mejora del grado de depresión. En el caso de aquellos que habían recibido un placebo, este porcentaje bajaba hasta un 32 %. Además, el nivel de depresión seguí­a siendo más bajo en el grupo que había consumido B. longum incluso cuatro semanas después de haber dejado de tomar el probiótico. Sin embargo, ni los sí­ntomas intestinales ni los de ansiedad cambiaban con el tratamiento probiótico.

Por otra parte, los investigadores utilizaron la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) para evaluar los modelos de activación del cerebro. Y descubrieron que la mejora de los síntomas de depresión en los pacientes que tomaban B. longum estaba vinculada a cambios en la actividad cerebral, concretamente en zonas asociadas a la regulación del humor. El experimento consistía en mostrar a los pacientes imágenes de miedo o alegres y observar sus reacciones: los que habían consumido probióticos reaccionaban menos a los estímulos (estresantes) del miedo.

Los individuos que habían tomado B. longum también informaron de mejoras globales en su bienestar general y su calidad de vida. Teniendo en cuenta el reducido número de sujetos estudiados, resulta complicado establecer si los resultados obtenidos serán también válidos para un grupo más numeroso. Los autores han recalcado la necesidad de llevar a cabo un estudio más amplio para confirmar estos hallazgos antes de aventurarse a utilizar este probiótico regularmente como tratamiento «médico» de la depresión asociada al SII. Si bien es cierto que los resultados de estas investigaciones sugieren que el probiótico B. longum podrí­a tener un efecto antidepresivo.

«Esto abre nuevas posibilidades, no solo para el tratamiento de los pacientes con trastornos funcionales del intestino, sino también para aquellos que padecen trastornos psiquiá¡tricos primarios como la depresión mayor», concluye el Dr. Premysl Bercik, profesor asociado del Instituto Farncombe de la Universidad McMaster y autor principal del estudio.

 

Referencia:

Pinto-Sanchez MI, Hall GB, Ghajar K, et al. Probiotic Bifidobacterium longum NCC3001 Reduces Depression Scores and Alters Brain Activity: a Pilot Study in Patients With Irritable Bowel Syndrome. Gastroenterology. 2017. doi : 10.1053/j.gastro.2017.05.003.